Cuidar como profesión

Hoy hemos viajado hasta una localidad castellano manchega, La Puebla de Almoradiel, para conocer el día a día de los cuidadores rurales profesionales. Para ello hemos entrevistado a Loli Cicuendez, auxiliar de ayuda a domicilio…

loli_cicuendezHoy hemos viajado hasta una localidad castellano manchega, La Puebla de Almoradiel, para conocer el día a día de los cuidadores rurales profesionales. Para ello hemos entrevistado a Loli Cicuendez, auxiliar de ayuda a domicilio con más de 15 años de experiencia a sus espaldas.

RC.– ¿Cómo es tu día a día Loli?

LC.– El trabajo de un auxiliar a domicilio es muy variado: vamos al domicilio de la persona para ayudarla en todo lo que necesite. Esa ayuda a veces se traduce en medidas para realizar actividades de la vida diaria: aseo, movilización, deambulación. Otras veces esta ayuda es hacer diversas gestiones si la persona no puede, como por ejemplo, ir a hacer la compra. Otras veces necesitan compañía, esto último es más raro en ambientes rurales ya que suelen tener una red de apoyo muy amplia, familiares, vecinos, amigos, etc.

RC.- Por lo que parece, este trabajo requiere una capacidad de adaptación bastante notable.

LF.- Sí, dependiendo de los días y las franjas horarias hacemos unas cosas u otras. A veces son acciones de una hora, otras de dos, a veces trabajamos solas, otras en binomio.

RC.- Entráis en casa de las personas dependientes para ayudarlas ¿Esto es fácil o difícil?

LF.- Por lo general es fácil, se hace con mucho respeto, con mucha empatía, nos adaptamos a ellos, a su mundo, a sus maneras de hacer las cosas. Es normal, el objetivo de la ayuda a domicilio es que sigan en su hogar de la manera más cómoda y confortable.

“En este trabajo hay que saber ayudar a la persona, sin sufrir por la persona”

RC.- Imagino que este trabajo tiene una parte vocacional muy fuerte.

LF.- Sí la tiene, yo adoro mi trabajo, soy una persona muy enérgica y optimista, me gusta hacer que la vida de otras personas sea más sencilla y creo que esto es una constante común entre mis compañeros de profesión. Es cierto que los años de trabajo pasan factura, ahora mismo estoy de baja por problemas en el hombro, a fuerza de repetir actos mecánicos nos sobrecargamos.

RC.- Me imagino que esa sobrecarga de la que hablas es a veces física y a veces psicológica.

LF.- Físicamente se nota, a veces echamos en falta que en el domicilio haya más medios como grúas para poder levantar a los enfermos, camas adaptadas, etc. Psicológicamente a veces tenemos que gestionar situaciones complicadas, los inicios de los deterioros cognitivos por ejemplo. El nuestro no es un trabajo donde te quites la bata y te olvides, tiene un componente psicológico que hay que saber apartar cuando acabas de trabajar. Hay que saber mantener un equilibrio.

RC.- ¿Cómo consigues tú ese equilibrio?

LF.- Tengo la suerte de tener un carácter muy optimista, además me ayuda compartir experiencias con mi compañera de trabajo, las dos sabemos relativizar y cambiar el punto de vista de las cosas.

RC.- ¿La situación varía mucho dependiendo de si la ayuda se ha demandado por motivos de deterioro cognitivo o deterioro físico?

LF.- Sí, cada perfil requiere una serie de cosas. Estas necesidades son evaluadas previamente por la trabajadora social que luego nos comunica el tipo de actuación.

RC.- ¿Crees que varía el tipo de trabajo que hace una auxiliar en el medio rural y en el medio urbano?

LF.- Desde mi opinión el tipo de trabajo es el mismo. Quizás haya diferencias en cuanto a recursos, como las acciones formativas por ejemplo, puede que en las ciudades haya más y más variadas.

RC.- ¿Qué formaciones has hecho tú, Loli?

LF.- Varias y numerosas, al principio sobre todo de técnicas de movilización, higiene, deambulación y comunicación para tratar a la persona que necesitaba la ayuda y a sus familiares. Actualmente acabo de obtener la acreditación de Atención Socio-sanitaria en el Domicilio, que equivale a una Formación Profesional de primer grado.

También formaciones para evitar esa sobrecarga psicológica de la que hablábamos antes. Hace un par de años tuvimos una formación que fue muy interesante; todos los viernes, antes de acabar la semana, “nos quitábamos la sobrecarga” que habíamos acumulado. Era muy liberador, yo lo sigo haciendo.

RC.- ¿Qué le dirías a un cuidador que cuida de un familiar en su domicilio?

LF.- Que tenga paciencia, esto se dice siempre, yo sé que a veces es complicado pero ayuda mucho a gestionar el día a día. Que no se aísle, para cuidar bien no puede olvidarse de él mismo. Que pida ayuda cuando la necesite, que durante el tiempo que tenga esa ayuda, por ejemplo cuando el profesional de ayuda a domicilio está en casa, se relaje, que haga algo que realmente le guste y se dedique a sí mismo. Qué tome distancia de vez en cuando y que no se sienta culpable por tomar esa distancia.

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