Entrevista a Fidel Delgado

Hace casi 10 años escribiste “Saber cuidarse para poder cuidar”, un libro en el que hablas de los cuidados que hay que dar al cuidador. ¿Qué tendemos a olvidar al tratar con el cuidador?

Hace casi 10 años escribiste “Saber cuidarse para poder cuidar”, un libro en el que hablas de los cuidados que hay que dar al cuidador. ¿Qué tendemos a olvidar al tratar con el cuidador?

Este hombre de 72 años ha trabajado como psicólogo en el Hospital madrileño de la Paz, profesor en la Universidad de Medicina y en la Escuela de Ciencias de la Salud. Formador y tiriripeuta, como él mismo se autodefine, son algunas de las cosas que ha hecho y sigue haciendo Fidel Delgado.

Entrevistarse con él en un día caluroso como los que estamos teniendo este verano es como tomar un refresco: un auténtico bálsamo para el cuerpo, la mente y el corazón.

Se olvida darle información, avisarle de lo que le puede pasar si no se cuida él primero a sí mismo. Un acto tan básico como el descanso es vital, no dormir bien tiene consecuencias muy negativas; a nivel cognitivo no se piensa con claridad, a nivel motivacional no hay casi energía vital y a nivel emocional el estado de ánimo se resiente. Se entra en una espiral de queja, de ira, de culpa y por último de pérdida de responsabilidad. Paradójicamente son las personas más sensibles y más entregadas las que antes entran en este círculo vicioso.

Igualmente hay que cuidar al sistema familiar del enfermo o de la persona con dependencia. Analizar quien ejerce la mayor influencia, quien necesita más cuidados dentro de la unidad familiar es otro de los aspectos de interés. No todos reaccionamos igual ante las mismas cosas. También es muy importante acompañar al cuidador en su maduración para adquirir el rol de cuidador, esto mismo debería también enseñarse en las universidades al futuro personal sanitario.

Hablas de autocuidados integrales, ¿qué son?

Son cuidados corporales, emocionales, del estado de ánimo… Supone cuidarse el cuerpo con el que cuidamos, reciclar las emociones desagradables, cultivar la lucidez como antídoto para evitar el sufrimiento, entre otras cosas.

Hablas de lucidez y sufrimiento, podrías explicarnos eso.

Pasar por una situación de cuidado “remueve” mucho, podemos negarlo, podemos congelarlo, mirar hacia otro lado, pero se sufre. El sufrimiento se apoya en la ignorancia: “no sé lo que me está pasando”, es una de las cosas que más verbalizan los cuidadores. Yo les explico lo siguiente; es como si estuvieran a oscuras en una habitación y se moviera dentro de esa habitación. Casi seguro que chocarían con algún objeto, romperían algo o se romperían ellos algo. Meter luz supone discernir, conocerse, madurar como persona y como cuidador. Podría decirse que cuando son conscientes del proceso encienden luces de emergencia, son pequeñas pero les permiten ver, luego van encendiendo más luces, se van conociendo, saben qué limites tienen y los respetan. Todo eso es lo que pretendí dar a conocer con la edición del libro.

Hablas de aprender a “leer” nuestros estados de ánimo.

Cada estado de ánimo nos está enseñando algo, nos da información para poder adaptarnos al proceso que estamos viviendo. Si desoímos estos mensajes nos estamos perdiendo la capacidad de poder adaptarnos, nos estancamos, nos congelamos y no fluimos.

Fluir es un concepto vital para ti.

Para todos lo es. Cada mañana tenemos la oportunidad de nacer a un mundo nuevo, a una vida nueva, a decisiones nuevas, a conductas nuevas. Podemos darle luz a esa habitación de la que hablaba antes, dejarla sólo con las luces de emergencia o iluminarla completamente. Ahí está el reto, ahí la madurez, ahí la responsabilidad. Pero si estamos anclados al pasado, nos perdemos esa oportunidad. Ser capaz de hacer todo esto requiere un aprendizaje, requiere que nos expliquen qué va a pasar, que nos den herramientas para poder afrontarlo.

Para cerrar, ¿qué le dirías a los cuidadores del Rincón del Cuidador® que te están leyendo?

Que descansen es una de las cosas más importantes. Ahora que estamos en la época de las tecnologías a mí me gusta hablar de los móviles, las tablets etc. Estos aparatos suelen tener una gran diversidad de aplicaciones que nos facilitan la vida, pero una de las cosas más prácticas que tienen es que nos previenen cuando les queda poca batería. Una vez que la batería se ha agotado, el aparato se apaga y ninguna de las aplicaciones que tiene pueden funcionar, es como si no hubiera móvil, ¿de qué me vale un móvil último modelo, con muchas aplicaciones, si no he aprendido a cargarlo a tiempo?

Esto mismo le pasa a nuestro cuerpo, ¿de qué me vale mi cuerpo si no aprendo a escucharlo, cuidarlo y respetarlo? ¿Cómo puedo cuidar bien a otra persona si yo no me cuido? Así que mi consejo es que descansen muy bien esta noche, les deseo que tengan felices sueños y que sean capaces de iluminar sus habitaciones y sus vidas.

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