Gestionar las emociones

Cuando cuidas de una persona mayor y te acabas responsabilizando en gran parte de su vida diaria (medicación, visitas médicas, cuidados, higiene, alimentación, etc.), consecuentemente tienes menos tiempo para ti mismo. La falta de tiempo…

Cuando cuidas de una persona mayor y te acabas responsabilizando en gran parte de su vida diaria (medicación, visitas médicas, cuidados, higiene, alimentación, etc.), consecuentemente tienes menos tiempo para ti mismo. La falta de tiempo para uno mismo, así como el agotamiento físico y psicológico, pueden desencadenar cambios de humor y provocar que las emociones estén a flor de piel.

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Estos cambios de humor son normales pero es necesario que aprendas a gestionar tus emociones, ya que tu estado de ánimo influirá en la relación que establezcas con la persona dependiente. Antes de todo, lo más importante y el primer paso es el autoreconocimiento, es decir, identificar y reconocer las emociones y los sentimientos negativos. Hablar de estas reacciones con otros familiares y amigos te puede ayudar.

Identificar aquellas situaciones que desencadenan emociones negativas te permitirá cambiarlas o evitarlas, o bien evaluarlas de nuevo para encontrar aspectos positivos. Cada vez que te encuentres ante una situación así tómate un descanso y reflexiona sobre la situación. Los ejercicios de relajación también pueden servirte para superar estos momentos.

Debes evitar imponerte autoexigencias demasiado elevadas, tienes que ser realista respecto a tus capacidades y definir prioridades en tus acciones para no tener que establecer objetivos desmesurados. Es importante que te pongas límites en la ayuda que ofreces a la persona dependiente, teniendo en cuenta tus limitaciones y evitando dar más ayuda de la necesaria pues también es conveniente que, en cierto modo, favorezcas su independencia.

La responsabilidad de cuidar no debe recaer sobre una única persona, debes compartir con otras personas la responsabilidad y tensiones que supone estar inmerso en una situación de estas características. No tengas miedo a pedir ayuda, ya que repartir las responsabilidades te ayudará a gestionar mejor las emociones.

No olvides que los altibajos son normales, pero debes aprender a gestionarlos, por tu propio bien y de los que te rodean.

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