La clave es cuidarse más uno mismoGarantizar una buena salud tanto física como psicológica del cuidador es garantizar una buena atención para...
El síndrome del cuidador quemado (Burnout)
¿Qué es el síndrome del cuidador quemado (burnout)?
El síndrome burnout también es conocido como síndrome de desgaste, síndromedel cuidador, o síndrome del trabajador quemado, y según Maslack y Jackson se trata de un síndrome tridimensional caracterizado por el agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la realización personal.
En definitiva, se trata de un progresivo agotamiento físico y mental del trabajador que acaba manifestándose en un cambio de comportamiento, y que suele manifestarse especialmente en personas que trabajan con atención a terceros, como es el caso de profesores, cuidadores y demás personal sanitario.
Y es que cuando trabajamos atendiendo a otras personas, ya sean clientes, usuarios o pacientes, el contacto continuo puede llegar a generar un alto nivel de estrés ydesgaste profesional.
En el caso de los cuidadores, esto puede suceder debido a las exigencias, peticiones, quejas o reproches del paciente, sumado a la gran responsabilidad que conlleva estar velando por el bienestar y la salud de una persona dependiente o anciana. Además, la tarea de cuidar exige un alto nivel de atención y concentración que puede fácilmente traducirse en altos niveles de estrés en el cuidador, y si a esto le sumamos que en el caso de muchos cuidadores familiares los turnos son excesivamente largos, la situación empeora.
Por todo ello, este síndrome también se conoce como síndrome del cuidador quemado.
Síntomas del síndrome del cuidador quemado
El desgaste profesional se manifiesta a través de una serie de síntomas que pueden ser tanto emocionales como físicos. Los principales son los siguientes:
Agotamiento físico y mental
Por un lado, experimentamos cambios en nuestro estado de ánimo, cuyas consecuencias más extremas son la ansiedad, la depresión y el insomnio, pero también podemos experimentar problemas psicosomáticos, como dolores musculares y articulares, dolores de cabeza y migrañas, mareos, falta de apetito, aumento de peso o desregulación del ciclo menstrual en las mujeres.
Indiferencia y despersonalización
El desgaste emocional hace que nos volvamos más irritables y perdamos la ilusión y la motivación hacia nuestro trabajo, por lo que pasamos a realizar las tareas de una forma monótona y con indiferencia o desapego. Este fenómeno se conoce como “despersonalización” de las tareas.
Falta de energía y deterioro cognitivo
El agotamiento mental también genera una falta de energía, haciendo que rindamos mucho menos y seamos menos productivos. De hecho, a largo plazo podemos experimentar un deterioro cognitivo que puede conllevar pérdidas de memoria, falta severa de concentración y dificultad para aprender nuevos conocimientos y habilidades, lo que a su vez produce frustración y sufrimiento.
Cómo detectar fácilmente la sobrecarga del cuidador
Existen una serie de signos de alarma que te pueden ayudar a detectar si no te encuentras en las mejores condiciones para cuidar:
Señales físicas
Cansancio y falta de energía
Falta de apetito
Alteraciones del sueño
Dolores musculares y articulares
Migrañas
Mareos
Aumento de peso
Desregulación del ciclo menstrual
Abandono del autocuidado y de la imagen corporal
Señales emocionales
Tristeza
Culpa
Falta de autoestima
Cambios de humor
Irritabilidad
Dificultad para concentrarse
Señales sociales
Pérdida de contacto con familiares y amigos
Desinterés por actividades que antes disfrutaba
Falta de ilusión y motivación
Aislamiento social
Apatía
Consejos para evitar la sobrecarga del cuidador
Existen varias técnicas que pueden ayudarte a reducir este desgaste físico y mental, como son la tarta del cuidador, el mindfulness, el tai chi o el pilates. En general, cualquier tipo de actividad física o ejercicios de relajación son ideales para combatir el estrés.
Pero en este post también queremos ofrecerte 10 recomendaciones para prevenir que la tarea de cuidar se convierta en una carga:
Cuida tu salud y visita a tu médico con regularidad.
Mantente informado de la enfermedad que sufre tu familiar y de las novedades en el panorama del cuidado, registrándote de manera gratuita en #imprescindibles para estar al día.
Comunícate con tu paciente, ya que la comunicación y la confianza son la base de cualquier buena relación y esto mejorará las labores de cuidado.
Préstale atención a tu descanso y trata de cumplir una buena rutina del sueño.
Mantente activo física y mentalmente, con deporte regular y ejercicios de estimulación cognitiva.
Reparte los cuidados con otros miembros de la familia, o busca ayuda externa.
Respeta los horarios de comida y sigue una dieta sana, variada y equilibrada.
Dedica tiempo a tus aficiones y no te sientas culpable por ello.
Fomenta tu autoestima cuidando tu imagen personal.
Evita el aislamiento y la pérdida de contactos con tu entorno familiar y social.
¿Se puede curar el síndrome del cuidador?
Es importante recalcar que el síndrome del cuidador quemado no se produce por una sola causa, sino que suele experimentarse cuando se dan varios factores de riesgo a la vez, que pueden ser personales (una circunstancia vital concreta, como la muerte de un ser querido), o relacionados con la organización, como pueden ser un exceso de responsabilidades, largos turnos de trabajo o falta de apoyo y recursos, una situación muy habitual entre los cuidadores familiares.
No existe un tratamiento para el síndrome del cuidador, pero sí se puede intentar evitar llegar a este punto escuchándote a ti mismo para saber cómo te encuentras en cada momento y poder tomar medidas al respecto antes de que sea tarde y estés demasiado quemado.
La clave está en reservar un espacio cada día para tus hobbies y para realizar actividades que te provoquen emociones positivas, ya sea charlar con un amigo, bailar, salir a correr o leer. Distintas técnicas de relajación como escuchar música, la meditación o la realización de actividades como Tai Chi o Pilates también pueden ser muy beneficiosas para tu salud, tanto física como mental.
Además, puedes consultar esta guía de buenas prácticas para prevenir el síndrome del cuidador quemado, del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Y sobre todo, si crees que estás experimentando alguno de los síntomas que hemos mencionado a lo largo del post o sientes que te encuentras al límite de esta situación, pide ayuda y no te abandones. Recuerda que tu bienestar es tan importante como el de la persona a la que cuidas.
Aprende a decir “NO”
Otra de las claves que puede contribuir a la hora de evitar o reducir la sobrecarga del cuidador, es la capacidad de ponerte límites y aprender a decir no. Como sabemos que la teoría es muy fácil, pero la práctica no tanto, aquí te dejamos una pequeña guía de cómo actuar ante esta situación:
Evítalo
Si no es ni importante ni urgente.
Hazlo ya
Si es urgente e importante.
Delega
Si es urgente pero no importante.
Posponlo
Si es importante pero no urgente.
Recuerda que eres tan importante como la persona a la que cuidas.
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