Cuidados de la piel madura: consejos y recomendaciones

Con la edad, la piel se vuelve más fina, frágil, tiende a deshidratarse, pierde sensibilidad y pueden aparecer manchas, zonas blanquecinas y adelgazamiento. Si tenemos en cuenta que la piel es la primera barrera de nuestro organismo frente al mundo exterior, entenderemos que no existe salud plena sin una piel sana. Por tanto, es importante adaptar los cuidados de la piel a la edad y condición de salud de cada persona.

A continuación, veremos algunos consejos y recomendaciones para cuidar de la piel madura.

¿Qué necesita la piel madura?

A medida que nos hacemos mayores, las células de la piel se encogen y se vuelven más frágiles. Además, a partir de los 65-70 años el cuerpo ya no sabe procesar correctamente el aporte de nutrientes alimentarios para reconstruir y mantener la calidad de la piel. Por ejemplo, cuando uno se hace mayor, el organismo ya no es capaz de procesar los aportes de lípidos de la alimentación y utilizarlos para el manto ácido de la piel, de manera que la piel queda desprotegida.

Consecuentemente la piel madura es mucho más sensible y seca y presenta ciertas dificultades para cicatrizar. Así pues, la piel madura es una piel especialmente frágil que necesita un cuidado especial. Además de volverse más fina y frágil, produce menos células y de forma más lenta, provocando que su barrera protectora esté debilitada.

En estas edades, lo que la piel madura necesita son nutrientes. Además, si se trata de una persona con incontinencia, debemos vigilar puesto que las pérdidas de orina pueden sensibilizar aún más la piel. Es muy importante limpiar, proteger y cuidar la piel madura, proporcionándole todos los nutrientes que necesita, pues al lavarnos eliminamos la valiosa capa protectora de la piel que retiene la humedad y los lípidos y debemos utilizar los productos adecuados para compensar esta pérdida.

Cuidar de la salud de la piel madura

Como ocurre con cualquier otro órgano, los hábitos afectan mucho a su salud. Algunos de los consejos para cuidar la piel que más efecto van a tener son:

  • Tomar suficientes líquidos, especialmente en época de calor.
  • Usar protección solar adecuada y tomar el sol solo en las horas más cercanas a la salida y puesta del sol.
  • Evitar el tabaco y otros humos irritantes.
  • Alejarse de las salidas de aire seco, como los aires acondicionados o las bombas de calor.
  • La ropa y el calzado. Evitar cualquier prenda que produzca roces, erosiones o marcas en la piel, ya que estas pequeñas lesiones pueden desarrollarse de forma grave en la piel anciana. Además, es preferible que la ropa que visten los ancianos sea de tejidos naturales no irritantes, como el algodón. Por el contrario, debemos evitar la lana, el poliéster o el nylon. Asimismo, la ropa de cama debe estar bien tensada, ya que las arrugas en sábanas y mantas son otro de los motivos habituales de roces y marcas en la piel.
  • Evitar los productos de higiene con jabones o detergentes, así como los baños calientes que eliminen excesivamente el sebo natural de la piel.
  • Las zonas que quedan cubiertas por pañales o absorbentes. Es conveniente utilizar cremas protectoras específicas para estas zonas, pregunta en tu farmacia por las más adecuadas para pieles maduras
  • El cuero cabelludo. En caso de pérdida abundante de masa capilar o calvicie total, la cabeza siempre deberá ir protegida para prevenir las quemaduras solares en verano y el enfriamiento en invierno. Utilizaremos una gorra, sombrero, pañuelo, etc, según los gustos de la persona, ya que lo principal es que se sienta a gusto llevándolo para que se convierta en parte de su rutina.
  • Reducir el estrés.

Cuidados dermatológicos

No podemos olvidar la importancia de la aplicación de emolientes o productos hidratantes, ya que una de las consecuencias del envejecimiento de la piel es la pérdida de factores de hidratación naturales. La piel seca no solo es molesta, sino que es más sensible y frágil ante las pequeñas lesiones. Además, la picazón que produce la sequedad puede favorecer la aparición de heridas por rascado, especialmente en personas con demencia.

Para escoger cremas o lociones hidratantes, ten en cuenta los siguientes aspectos:

  • Deben ser adecuadas para pieles sensibles, secas y frágiles, y si son específicas para pieles maduras mejor.
  • No deben llevar perfumes.
  • Es preferible que las cremas para el rostro incorporen cierto grado de protección solar.
  • En zonas especialmente secas, como las manos o los codos, puede ser conveniente usar un producto de mayor untuosidad.

Los emolientes, lociones o cremas hidratantes deberán aplicarse al menos una vez al día, tras el baño o ducha. En caso de piel especialmente seca, es aconsejable aumentar el número de aplicaciones diarias.

Por otro lado, deberemos prestar especial atención a las zonas más castigadas a causa de roces y acumulación de humedad, como pueden ser los pliegues y zonas cubiertas por pañales y absorbentes. Pregunta a tu farmacéutico acerca de una crema barrera protectora, como por ejemplo una crema de óxido de zinc para el uso como complemento a los absorbentes para adultos.

No lo olvides: cabello y uñas también requieren cuidados

Cuando hablamos del cuidado de la piel, cabello y uñas suelen ser los grandes olvidados. Sin embargo, también forman parte de la primera barrera protectora de nuestro organismo y deben cuidarse con esmero.

El cabello y el cuero cabelludo experimentan grandes cambios en la edad madura. Como la piel, se vuelven más delicados y frágiles. Para cuidarlos, deberemos lavar el cabello al menos una vez a la semana (dependiendo de lo graso que sea) con un champú nutritivo y agua templada. Si se trata de cabello muy seco, podemos aplicar una mascarilla capilar durante unos minutos antes de aclarar.

En cuanto a las uñas, con la edad se vuelven más secas y gruesas, lo que puede dificultar sus cuidados. Es imprescindible cortarlas sin lesionar la piel, y para ello podemos:

  • Remojar manos y pies en agua templada con sal durante unos minutos antes del corte de uñas.
  • Usar un cortaúñas para realizar un corte limpio y recto.
  • Usar lima de uñas para conseguir eliminar las puntas de forma segura.

La edad y determinadas condiciones crónicas, como la diabetes, también pueden favorecer la aparición de hongos en las uñas, que se ven como manchas oscuras o zonas rugosas. Deberemos estar atentos ante la aparición de estas infecciones y proporcionar un tratamiento adecuado hasta que desaparezcan totalmente.

Consejos para la higiene de la piel madura en personas mayores

Higiene del cuerpo:

  • Los baños o duchas deben ser de corta duración, un máximo de 10 o 15 minutos. De lo contrario, la piel se puede reblandecer en exceso.

  • Usaremos agua tibia siempre, incluso en invierno. El agua caliente puede provocar una bajada de tensión a causa de la vasodilatación y, además, reseca más la piel e, incluso, puede causar quemaduras en la piel muy sensible.

  • Sustituiremos el gel de ducha “normal” por un aceite de ducha o un gel sin jabón (también llamados “Syndets”). Pregunta a tu farmacéutico: te ofrecerá la mejor opción.

  • Las esponjas pueden irritar la piel. Por eso, usaremos o bien la mano, o bien una esponja natural como las que se usan para el baño de los bebés.

  • Para secar la piel evitaremos frotar con la toalla. En su lugar, usaremos un albornoz, que se dejará puesto hasta que la piel se seque por sí sola. Eso sí, las zonas de pliegues y entre los dedos deben secarse con esmero. Para ello, podemos dar pequeños toques con la toalla seca, o bien usar un secador de pelo de aire frío o templado.

  • Si queremos usar desodorante, escogeremos uno sin alcohol, para pieles sensibles, y lo aplicaremos solo en las axilas. En cuanto a colonias y perfumes, no deben emplearse directamente sobre la piel. En todo caso, podremos poner unas gotas en la ropa si se desea.

Higiene del rostro:

  • Escogeremos siempre los productos que nos aporten máxima suavidad, como aguas micelares o emulsiones. Si hay que retirar maquillaje, escogeremos una crema desmaquillante untuosa, especial para pieles sensibles.

  • Repartiremos el producto con un suave masaje y lo retiraremos con un algodón. Posteriormente, se puede humedecer la piel con agua termal.

  • En caso de preferir un producto con aclarado, pregunta a tu farmacéutico por un gel sin sulfatos, que aclararemos con un tónico sin alcohol (por ejemplo, el agua de rosas), agua termal o suero fisiológico.

Protección frente a las úlceras

Diariamente debemos llevar a cabo ciertas rutinas que nos ayudarán en la protección de la piel madura y sensible, especialmente en lo que a prevención de las úlceras se refiere.

  • Cambios de postura. Es importante evitar que las personas con movilidad reducida pasen demasiado tiempo en la misma postura, por lo que se las debería cambiar de posición al menos una vez cada dos horas.
  • Al menos una vez al día, inspeccionar la piel en busca de deterioro, edemas, rojeces, pequeñas heridas o llagas. Presta especial cuidado a las zonas de roce, los pliegues y entre los dedos.
  • En las zonas donde se detecte mayor riesgo de roces o ulceración, es conveniente aplicar aceites ricos en ácidos grasos. Se trata de compuestos que favorecen la cicatrización y aumentan la resistencia de la piel. Consulta con tu enfermera o farmacéutico cuáles son los más indicados en vuestro caso.
  • Hidratación de la piel seca y agrietada. La sequedad de la piel favorece la aparición de grietas y descamaciones que pueden irritarse e, incluso, infectarse. Además, la sequedad produce picor, y el rascado excesivo es una de las causas de heridas en personas mayores o con demencias.

¿Qué te han parecido estos consejos? ¿Aplicas ya estas u otras recomendaciones en el cuidado de la piel de tu ser querido dependiente? ¡Escríbenos un comentario y comparte tu experiencia!

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