Conforme nos vamos haciendo mayores nuestros hábitos y costumbres cambian, al igual que nuestro comportamiento. Al convivir con personas...
Demencia senil. Síntomas y evolución de sus fases
Hablamos de demencia senil para referirnos a una enfermedad degenerativa asociada a la edad que, desafortunadamente, continúa evolucionando hasta el fallecimiento de la persona afectada. En este artículo veremos qué es, cómo se desarrolla y qué podemos hacer para retrasar las etapas.
El diagnóstico de una demencia senil cae como un jarro de agua fría en las familias que conviven con un anciano afectado. Sin embargo, mucho antes de que llegue el diagnóstico, ya han podido observar síntomas que afectan a su día a día: despistes, cambios de humor, dificultades en tareas cotidianas…
¿Qué es la demencia senil?
La demencia senil es en realidad un conjunto de diferentes enfermedades y síndromes que se caracterizan por un deterioro cognitivo progresivo y asociado al envejecimiento. Por tanto, el término “demencia senil” no corresponde a un diagnóstico médico, sino a una nombre genérico y coloquial que utilizamos cuando se desconoce el diagnóstico preciso.
Debido a cómo se manifiestan y desarrollan estas enfermedades, y a la limitación en pruebas diagnósticas específicas, a menudo es difícil obtener un diagnóstico concreto. En cualquier caso, el proceso que lleva a poner nombre a los síntomas que observamos en nuestro ser querido es largo, y a menudo conlleva evaluaciones periódicas por parte del neurólogo que le servirán para observar la evolución del paciente hasta llegar a un diagnóstico.
Se calcula que aproximadamente un 65% de las demencias seniles responderían a un diagnóstico de Alzheimer. Otras enfermedades que causan demencia progresiva y habitualmente vinculada a la edad son: la demencia por cuerpos de Lewy, los trastornos frontotemporales, el Parkinson y la demencia vascular.
Las demencias seniles son la causa principal de dependencia en las personas mayores.
Síntomas de la demencia senil
El deterioro de las funciones cognitivas viene dado por el envejecimiento de las células cerebrales. Habitualmente los familiares suelen detectar cambios que les hacen sospechar, no obstante, siempre es conveniente consultar a un especialista acerca de cómo detectar la demencia senil.
Algunos de los síntomas más habituales de la demencia senil son:
- Confusión mental:Esto puede ocasionar dificultad en la toma de decisiones y en las actividades diarias, como realizar compras y pequeñas gestiones.
- Desorientación espacial:Esta dificultad suele manifestarse como deambular errático y tendencia a perderse, incluso en el mismo barrio donde se reside.
- Dificultades de comunicación:Dificultad para completar frases complejas, pérdida de vocabulario y de expresividad, etc.
- Deterioro intelectual:La persona tiene menos capacidad para realizar tareas que requieren esfuerzo intelectual, como leer, mantener una conversación o realizar algún tipo de problema sencillo.
- Pérdida de memoria:Olvidos y despistes se vuelven más frecuentes. También pueden olvidar lo que han hecho horas o minutos antes, o los nombres de personas cercanas.
- Alteración del estado de ánimo y aumento de conductas agresivas o de desinhibición extrema:Pueden aparecer estados depresivos o ansiosos, agresividad física o verbal y pérdida de la inhibición, incluyendo la aparición de conductas inapropiadas. Los cambios en estos aspectos de la personalidad suelen ser los más complicados de gestionar para los cuidadores o familiares.
Estos síntomas están estrechamente relacionados con la tercera edad, siendo especialmente habituales a partir de los 85 años. De hecho, el 50% de los individuos que superan esa franja de edad presentan síntomas de demencia senil, aunque su presencia ya suele ser significativa a partir de los 65 años.
Prevención de la Demencia
La prevención de la demencia es una preocupación creciente, especialmente a medida que la población envejece. Aunque no hay una receta mágica para prevenir la demencia, adoptar un estilo de vida saludable puede reducir significativamente el riesgo.
Esto incluye mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y omega-3, realizar ejercicio regularmente, y mantenerse mentalmente activo. Algunos ejemplos pueden ser la lectura, juegos de mesa y el aprendizaje continuo. En definitiva, mantener el cerebro activo y entretenido. Otro factor también relevante es la salud cardiovascular, como controlar la hipertensión y mantener a raya el colesterol.
En cualquier caso, ante cualquier sospecha, a modo preventivo e incluso a modo seguimiento rutinario, siempre recomendamos que acudáis a vuestros profesionales sanitarios de confianza para que os puedan hacer un chequeo y asesorar en base a cada situación personal.
Cómo Diagnosticar la Demencia
El diagnóstico de la demencia es un proceso que no es sencillo. Requiere de un examen detallado y una evaluación exhaustiva por parte de un profesional médico. Este proceso incluye pruebas de memoria y habilidades cognitivas, evaluaciones neurológicas y físicas, así como estudios de imágenes cerebrales como resonancias magnéticas o tomografías.
Como compartíamos antes, el hecho de acudir con cierta regularidad a la consulta, permitirá al especialista tener un mejor conocimiento del paciente, poder evaluar todo el histórico para poder identificar o incluso anticiparse a los síntomas. El diagnóstico temprano es crucial para manejar la demencia de manera efectiva y mejorar la calidad de vida del individuo.
Causas más frecuentes de la demencia senil
Como ya comentábamos al inicio del artículo, las causas que provocan la demencia senil pueden ser diversas. Aquí desglosamos las enfermedades que con mayor frecuencia son causa de demencia senil:
Alzheimer
Es la más común actualmente, siendo responsable de casi la mitad de los casos de demencia senil.
Demencia vascular
Se trata de la segunda causa más común de demencia senil. En estos casos las arterias del cerebro se obstruyen haciendo que el flujo sanguíneo no llegue correctamente a las células del cerebro. El colesterol alto, la diabetes y las enfermedades cardiocirculatorias pueden también participar en esta pérdida de memoria.
Parkinson
Otra causa que conduce a los síntomas de la demencia es el Parkinson, conocido trastorno neurodegenerativo que afecta al movimiento. El 40% de las personas que padecen la enfermedad presentan síntomas de demencia senil, manifestando problemas en la percepción visual y la toma de decisiones, no obstante, la memoria queda intacta en estos casos.
Demencia frontotemporal
Tiene como causa el deterioro de los lóbulos frontales y temporales del cerebro y se caracteriza por el desarrollo de conductas socialmente inapropiadas y la pérdida del lenguaje.
Las fases de la demencia senil
Las enfermedades degenerativas siguen un proceso por fases, de más leve a más grave. Por eso, una vez llevado a cabo un diagnóstico adecuado, podemos predecir la evolución que seguirá el enfermo. No obstante, cada persona es distinta y la duración de las diferentes fases puede variar mucho.
En el caso de las demencias seniles, se pueden observar hasta siete estadios de progresión:
- Ausencia de deterioro cognitivo: Es la fase más temprana, en la que la persona no muestra síntomas evidentes. No obstante, algunos estudios muestran que enfermedades como el Alzheimer pueden detectarse mediante análisis específicos hasta años antes de que aparezcan los primeros signos.
- Déficit de memoria asociado a la edad:Aparecen los primeros síntomas observables de olvidos y despistes forma puntual. En esta fase todavía no se puede diagnosticar una enfermedad, ya que es habitual en la vejez tener estas pérdidas de memoria reciente de forma puntual, y no tiene por qué relacionarse con una patología. Sin embargo, puede ser un buen momento para empezar a realizar actividades de refuerzo de la memoria y mejorar los estímulos cognitivos que recibe el anciano.
- Deterioro cognitivo leve:Los olvidos y despistes son más evidentes y puede haber episodios de desorientación. En este momento es cuando se suelen detectar las primeras señales de alarma y se acude por primera vez a valoración por un profesional de la neurología.
- Demencia temprana:Los problemas de funcionalidad y de memoria ya provocan cambios sustanciales en el día a día de la persona anciana. Puede olvidar el nombre de personas que ha conocido recientemente, perder objetos cotidianos y tener dificultad para tareas como calcular el cambio en una compra cotidiana. Es la primera etapa de la enfermedad como tal. Aunque todavía puede cuidarse solo, el anciano necesitará ayuda o asistencia en tareas delicadas como por ejemplo las transacciones económicas y los asuntos legales, acudir a las visitas médicas y controlar la medicación.
- Demencia moderada:Se trata de una fase intermedia, en la que el anciano necesita ayuda de otra persona para realizar algunas tareas como llamar por teléfono, cocinar o limpiar la casa. Se puede desorientar, olvidar la fecha e, incluso, mostrar cambios de carácter. Es importante estar atento a los cambios de ánimo, pues podrían indicar depresión. En esta fase ya no es aconsejable que salga a pasear solo, porque podría perderse con facilidad.
- Demencia moderadamente severa:En esta etapa el enfermo necesita ayuda para todas las actividades cotidianas, aunque todavía puede conservar cierta autonomía en algunas tareas, como vestirse o comer. De hecho, es importante facilitarle que realice por sí mismo estas pequeñas tareas para que mantenga cierta sensación de normalidad. Las dificultades intelectuales y de funcionalidad ya están muy presentes y, además, pueden aparecer trastornos de conducta tales como agresividad o labilidad emocional, agitación, alteraciones en la deambulación e, incluso, delirios.
- Demencia severa o avanzada:Esta última fase es la de mayor dependencia, ya que la persona ha perdido la movilidad, la capacidad de atención y la posibilidad de realizar cualquier tarea por sí misma. Ya no es capaz de reconocer a los familiares, su capacidad de comunicación está muy limitada y suele haber dificultad para tragar (disfagia). Requiere cuidado y atención constantes.
Investigación y tratamientos para la demencia senil
Aunque todavía no existe una cura para las patologías que provocan demencia senil, científicos de todo el planeta están poniendo esfuerzos en descubrir fármacos y terapias que reviertan, detengan o retrasen las fases más avanzadas de la demencia. Vuestro médico os mantendrá al tanto de las terapias disponibles, los beneficios que se puede esperar de estas medicinas y os aconsejará acerca de cómo mejorar la calidad de vida de la persona enferma.
Las vías terapéuticas que están ofreciendo mejores resultados son las relacionadas con el entrenamiento intelectual (realizar puzles, resolver pequeños problemas y acertijos, operaciones mentales, lectura, manualidades de destreza fina, etc.) y con la reducción de la ansiedad que suele vincularse al proceso de demencia. Así, la musicoterapia, las terapias artísticas y otras formas de estimulación cognitiva pueden ayudar a sobrellevar los efectos de la demencia y a retrasar los peores síntomas.
¿Qué diferencia hay entre demencia senil y Alzheimer?
Existe mucha confusión alrededor de las enfermedades neurodegenerativas y algunas personas entienden la demencia senil y el Alzheimer como enfermedades diferentes. No obstante, el término “demencia senil” en realidad es una expresión coloquial que no tiene su contrapartida en término médico. Dicho de otro modo, la demencia senil no es un diagnóstico.
Por el contrario, se trata de un conjunto de síntomas característico y fácilmente reconocible que son comunes a diversas enfermedades neurológicas que son más frecuentes en ancianos, como es el caso del Alzheimer. Por tanto, podemos decir que, mientras el Alzheimer es una entidad diagnóstica concreta, la demencia senil en realidad es un conjunto de síntomas que pueden ser causados por el Alzheimer, pero también por otras enfermedades como el Párkinson.
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