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Higiene postural y movilización de personas mayores
Unos buenos hábitos de higiene corporal son importantes no sólo para mantener la imagen personal sino también para asegurar un buen estado de salud. A menudo como cuidadores deberemos asumir la responsabilidad de velar por la higiene de la persona que cuidamos.
Una buena higiene es clave para mantener una piel limpia e hidratada, alejándonos de posibles problemas cutáneos e infecciones. Además, también es beneficioso para la correcta circulación de la sangre. Al mismo tiempo los hábitos de higiene suelen contribuir a mantenernos tranquilos y relajados.
Cuando el nivel de dependencia de la persona es alta es necesario tener ciertos conocimientos sobre higiene postural y movilización para poder asistir a esta persona en su higiene personal. En este post vamos a analizar algunos de los puntos más importantes a tener en cuenta para la higiene postural de una persona dependiente:
Levantarse de la cama
Para llevar a cabo la higiene personal es necesario que la persona dependiente se levante de la cama, en los casos en los que sea posible. Para ello es muy importante recordar que nunca debe levantarse directamente sobre la propia cama. Debemos ayudarla a colocarse lo más cerca posible del canto de la cama, sacar las piernas fuera y apoyarlas en el suelo para después incorporar el resto del cuerpo con la ayuda de los brazos. Así, una vez sentado en el borde de la cama podrá levantarse con mayor facilidad y sin riesgo de sufrir ninguna lesión. Es importante tomar el tiempo necesario para este proceso con el fin de evitar mareos y posibles caídas.
Aseo en el lavabo
Ya sea para limpiarse los dientes, la cara o las manos debemos tener en cuenta las siguientes indicaciones para mantenerse de pie correctamente.
Pongamos como ejemplo el momento de lavarse los dientes frente al espejo del baño. Es posible que necesite inclinarse hacia adelante para enjuagarse con agua o expulsar la pasta de dientes. En estos casos se deben de mantener las piernas bien flexionadas manteniendo uno de los pies por delante del otro. También es aconsejable apoyar las manos sobre el lavabo para descargar un poco de peso de la espalda.
Aseo en la ducha
En el momento de la ducha también es aconsejable mantener las rodillas ligeramente flexionadas y con la espalda recta, es decir, sin inclinarla hacia adelante ni hacia atrás.
Para ello es recomendable ducharse mirando hacia donde está colocada la ducha de forma que el agua le impacte de forma frontal y no por la espalda. Así conseguimos evitar la hiperlordosis, es decir, el aumento de la curvatura en la columna vertebral, ya que si el agua nos incide por la espalda tendemos a curvarla inclinándola hacia adelante.
Lavado de la cabeza
Lavarse la cabeza durante la ducha suele llevarnos a posturas poco adecuadas para la columna. La forma más correcta para lavarse la cabeza sin forzar la espalda es haciéndolo desde fuera de la bañera, de rodillas en el suelo e introduciendo la cabeza sobre la bañera.
En caso de que la persona no pueda ponerse en esta postura lo haremos de pie dentro de la bañera, colocando siempre un pie por delante del otro y teniendo en cuenta todas las indicaciones anteriores para no sobrecargar la espalda.
Vestirse
El punto final después del aseo será el de volver a vestirse, ya sea con ropa de calle o pijama. Para colocarse la parte inferior de la ropa (pantalón, falda…) lo más recomendable es comenzar sentados para después levantarse mientras terminamos de colocar la prenda.
Lo mismo sucede con el calzado, que lo colocaremos sentados y subiendo un pie sobre la otra pierna respectivamente para no tener que inclinar la espalda en exceso.
Lavado desde la cama
En ocasiones nos encontraremos con la situación de que la persona dependiente se encuentra encamada y no puede levantarse de ella o supone un riesgo excesivo movilizarla. En estos casos realizaremos el lavado directamente desde la cama y adoptaremos un papel más activo como cuidadores.
Para ello recostaremos a la persona dependiente de un lado, utilizando cojines y almohadas para mantenerla en la posición adecuada en caso de que sea necesario. Utilizaremos un recipiente con agua jabonosa para lavar, otro recipiente con agua para aclarar y una toalla para limpiar la piel cuidadosamente y por partes.
Para el lavado del cabello, en este tipo de casos se recomienda mantenerlo corto para favorecer la higiene de la persona. Colocaremos su cabeza cerca de un lateral de la cama y sobre un plástico, para poder verter agua cuidadosamente, enjabonando y aclarando posteriormente.
Como veis es de suma importancia tener ciertos conocimientos sobre higiene postural para asegurar una buena higiene sin dañar la espalda ni ninguna otra parte de la persona. Así, le ayudaremos a llevar a cabo su higiene diaria sin que fuerce su cuerpo, respetando siempre su autonomía al máximo ¿Qué trucos utilizas tú para velar por la correcta higiene de la persona que cuidas sin forzar su cuerpo? ¿Con qué riesgos te has encontrado a la hora de llevar a cabo una higiene asistida? ¡Cuéntanoslo! Recuerda, estamos aquí para escucharte.
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