Mujeres cuidadoras. Todo lo que debes saber
Es muy probable que si eres cuidador no profesional de personas dependientes formes parte de esta estadística: Mujer, casada, ama de casa, y con un promedio de edad de 52 años. Posiblemente hayas renunciado a una parte de tu vida para entregarte al bienestar de tu familiar. Como persona cuidadora no profesional, ayudas a la persona dependiente a la que cuidas en las actividades de la vida diaria (AVD) como son la alimentación, la higiene, la compra, hacer la comida, la limpieza de la casa, lavado de ropa y acompañamiento. Además de no ser una tarea fácil es indefinida e ilimitada en el tiempo ya que ocupa muchas horas y sin saber hasta cuando.
Este es el perfil del cuidador más frecuente. Las cifras aseguran que el 85 % de los cuidadores no profesionales son mujeres.
Lo cierto es que habitualmente cuando un miembro de la familia necesita de asistencia, suele surgir alguien de su círculo íntimo: lo más común es que la cuidadora principal sea la hija (50%) o la esposa o compañera (12%), y en menor medida las nueras (9%); porcentajes que contrastan con los de cuidadores hijos, esposos o yernos, que son del 8%, 5% y 2%, respectivamente.
Mujeres cuidadoras: Una cuestión social
Estas características se han mantenido a lo largo del tiempo ya que van asociadas a la jerarquía social patriarcal e históricamente establecida, pese a los avances en materia de igualdad de género que se están dando en los últimos tiempos, no hay muchas perspectivas de cambio a corto plazo, aún cuando la mujer está incorporada al mundo laboral. Una de las razones radica en que sigue muy arraigada en la sociedad la idea de que dentro de la familia es la mujer la que debe cuidar mientras que el hombre debe proveer, por lo que casi siempre es la mujer la que se convierte en la cuidadora familiar, como si el cuidado a la familia fuese inherente a su condición de mujer.
Cuidadores: Mujeres y hombres
Por su parte, los hombres que adoptan el papel del cuidador tienen que luchar en muchas ocasiones contra el estereotipo que define a las mujeres en el rol de cuidadora de manera “natural”, mientras que los hombres pueden sentirse poco cualificados o preparados para el cuidado, así como, para las tareas domésticas. Casi siempre se elige a un cuidador hombre cuando no hay una mujer disponible para hacerlo. De cada 10 cuidadores varones, 6 cuidan de su esposa o pareja, 9 cuidan de una mujer y 6 están jubilados. Además, su edad media se sitúa alrededor de los 67 años. En las últimas décadas la cifra de hombres cuidadores familiares ha aumentado significativamente. En general, asumen el cuidado por necesidad familiar o como una decisión consciente de corresponsabilidad y en su mayoría disponen del apoyo de otras personas cuidadoras.
Efectos en la salud del cuidador
Ya seas cuidador o cuidadora, cuidar de otra persona suele tener un impacto negativo en tu salud a nivel físico y psicológico. Las mujeres cuidadoras reconocen que su estado físico se resiente: Experimentan cambios en su peso o mayor cansancio, o bien falta de tiempo para hacer deporte e incluso para atender su propia higiene o acudir a citas médicas. Pero los hombres cuidadores tampoco se libran: el cuidador hombre experimenta una disminución del apoyo social emocional, de la satisfacción marital, de la felicidad y del bienestar emocional, si se les compara con los hombres que conviven con esposas no dependientes. En cuanto a las repercusiones físicas, el cuidado de una persona dependiente se ha relacionado en los cuidadores hombres con problemas respiratorios o dificultades para dormir.
Es por ello que es importante que no todas las tareas recaigan sobre una sola persona y que sea una responsabilidad de toda la familia ayudar en el cuidado de la persona dependiente.
TÚ ERES #IMPRESCINDIBLE


