Grados de úlceras por presión: clasificación y cuidados clave

Comprender los grados de las úlceras por presión es vital para su manejo. Este artículo explica la clasificación (Grado 1 a 4), cómo identificar cada tipo de lesión y las medidas preventivas esenciales. Una guía práctica para cuidadores que buscan detectar, cuidar y evitar la progresión de estas úlceras en personas mayores.
Comprender los distintos grados de las úlceras por presión es esencial para su detección precoz, tratamiento adecuado y prevención de complicaciones. Para cuidadores no profesionales que atienden a personas mayores o dependientes, esta información puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida del paciente. A lo largo de este artículo explicaremos con rigor y claridad los distintos grados de úlceras por presión, cómo reconocerlos y qué medidas tomar para prevenir su evolución.

¿Qué son las úlceras por presión y por qué aparecen?

Las úlceras por presión, también conocidas como escaras o UPP , son lesiones en la piel y tejidos subyacentes causadas por una presión prolongada sobre una zona del cuerpo. Suelen aparecer en personas encamadas o con movilidad reducida, especialmente en áreas donde los huesos están cerca de la piel, como el sacro, talones, caderas, codos y omóplatos.
La presión constante disminuye el flujo sanguíneo, lo que lleva a la isquemia y la muerte celular. Factores como la humedad (por incontinencia), la fricción o el deslizamiento aumentan el riesgo.

Clasificación por grados: cómo identificar cada tipo de úlcera por presión

La clasificación por grados permite diferenciar la profundidad y severidad de las úlceras. Existen cuatro grados reconocidos internacionalmente, además de dos estadios adicionales que no forman parte de la clasificación estándar pero que son relevantes en la práctica clínica: las lesiones de tejidos profundos y las úlceras no clasificables.

Grado 1: enrojecimiento sin pérdida de piel

  • Aspecto clínico: zona enrojecida que no blanquea al presionar con el dedo.
  • Piel intacta, pero puede estar dolorida, más caliente o más firme que el tejido circundante.
  • Zonas comunes: talones, glúteos, codos.
Este estadio es reversible si se detecta a tiempo. Es fundamental aliviar la presión y mantener la piel limpia y seca.

Grado 2: pérdida parcial de la piel

  • Afecta a la epidermis y dermis.
  • La lesión puede parecer una ampolla rota, una abrasión o una herida superficial con aspecto húmedo o brillante.
  • Aumenta el riesgo de infección si no se trata adecuadamente.
En esta fase ya hay una ruptura evidente de la piel y requiere atención especializada.

Grado 3: pérdida total del grosor de la piel

  • Afecta a las capas más profundas, llegando al tejido subcutáneo.
  • Puede observarse un cráter o una herida profunda con bordes irregulares.
  • El hueso, tendones o músculos aún no están expuestos.
Suelen requerir curas avanzadas, control del dolor y evaluación médica frecuente.

Grado 4: pérdida extensa con afectación de músculo o hueso

  • Daño total de piel, tejido subcutáneo, músculo, e incluso hueso.
  • Suelen presentar tejido necrótico, restos de tejido o bastante supuración.
  • Muy dolorosas y de evolución lenta.
 
Este grado representa una urgencia clínica. Su tratamiento requiere intervención multidisciplinar, incluyendo enfermería especializada, cirugía y medidas de prevención avanzadas.

Lesión de tejidos profundos

  • Coloración violácea o marrón oscura bajo piel intacta.
  • Puede evolucionar rápidamente a una úlcera de grado 3 o 4.
  • Indica daño en los tejidos más profundos antes de que la piel se abra.
Es importante identificarla precozmente para evitar que progrese sin ser tratada.

Úlcera no clasificable

  • La profundidad está oculta por esfacelos (tejido amarillento) o escaras (tejido negro duro).
  • No se puede determinar el grado exacto hasta que se retire el tejido necrótico.
Estas úlceras necesitan requieren desbridamiento, un procedimiento que se utiliza para eliminar el tejido muerto, dañado o infectado de una herida o úlcera con el objetivo de favorecer su curación.
 

¿Cómo prevenir la aparición o progresión de una úlcera?

La prevención es la mejor herramienta contra las úlceras por presión. Estas son algunas medidas eficaces para reducir el riesgo:
  • Cambios posturales cada 2-3 horas en personas encamadas.
  • Uso de superficies especiales: colchones antiescaras, cojines viscoelásticos o de aire.
  • Mantener la piel seca y limpia, especialmente en caso de incontinencia.
  • Nutrición adecuada: una dieta rica en proteínas, vitaminas y minerales favorece la regeneración celular.
  • Hidratación constante para mantener la elasticidad de la piel.
  • Evitar arrugas en la ropa de cama y objetos que puedan causar presión localizada.
Los cuidadores no profesionales deben recibir formación o asesoramiento sobre cómo realizar estas prácticas de forma correcta.

Tratamiento de cada grado de úlcera

El tratamiento varía según el grado de la úlcera:
  • Grado 1: eliminar la presión, hidratar la piel, aplicar cremas barrera.
  • Grado 2: curas húmedas con apósitos hidrocoloides o hidrogeles.
  • Grado 3: control del exudado, apósitos absorbentes, posibilidad de desbridamiento.
  • Grado 4: intervención médica, limpieza quirúrgica, antibióticos y atención hospitalaria si hay infección.
En todos los casos, es clave realizar un seguimiento continuo del estado de la lesión.

Complicaciones de las úlceras no tratadas

Las úlceras por presión pueden complicarse si no se abordan de forma precoz y rigurosa. Entre las principales complicaciones están:
  • Infecciones locales o sistémicas (como celulitis o sepsis).
  • Osteomielitis: infección del hueso subyacente.
  • Dolor crónico y deterioro funcional.
  • Aislamiento social y deterioro emocional del paciente.
Por ello, la vigilancia constante y el tratamiento riguroso son fundamentales.

Educación del cuidador: pieza clave en la prevención

Los cuidadores familiares o no profesionales suelen ser los primeros en detectar un enrojecimiento o una zona de presión. La formación es clave para:
  • Identificar signos iniciales.
  • Aplicar cuidados básicos.
  • Consultar al personal sanitario ante cualquier duda.
Puede suponer la diferencia entre una pequeña lesión reversible o una úlcera avanzada que requiera ingreso hospitalario.

Conclusión: actuar a tiempo salva tejido y la calidad de vida

Conocer los grados de úlceras por presión es más que un dato médico: es una herramienta de prevención y atención eficaz. Si eres cuidador, tu observación y dedicación diaria son fundamentales. Actuar en las primeras fases puede evitar dolor, complicaciones graves y mejorar el bienestar de la persona que tienes a tu cargo.
Con información clara y apoyo profesional, es posible prevenir, tratar y reducir el impacto de estas lesiones en la vida cotidiana.
 

Marcar como artículo favorito

Desmarcar como artículo favorito

Artículos relacionados

TÚ ERES #IMPRESCINDIBLE

Si cuidas de alguien dependiente eres imprescindible y formas parte de una comunidad de personas que merecen todo el apoyo del mundo. Entra, queremos conocerte y que descubras todo lo que podemos hacer juntos.