Cómo llevar una vida sana en 10 consejos

La salud es un bien preciado que todo el mundo posee: algunos más, algunos menos, pero todos podemos conservar la que tenemos. Las personas dependientes y con discapacidades también pueden hacer mucho por su salud, sobre todo en los ámbitos en los que afecta a su calidad de vida. Así, los hábitos saludables les ayudarán a mantener su autonomía, reducir los riesgos de eventos y complicaciones, retrasar la progresión de sus enfermedades e, incluso, reducir los dolores crónicos.

Aquí te proponemos 10 consejos para ayudar a tu familiar dependiente a mantener su salud:

1-Abandonar los hábitos tóxicos

En ocasiones, es más importante para la salud lo que no hacemos que lo que sí hacemos, y este es el caso de los hábitos tóxicos. Por ejemplo, dejar de fumar proporcionará muchos más beneficios que otros buenos hábitos que podamos adquirir. Así que la prioridad para una vida saludable debería ser siempre abandonar el tabaco y reducir el alcohol.

2-Alcanzar y mantener un peso saludable

El sobrepeso y la obesidad son dos importantes factores que se encuentran tras la enfermedad cardiovascular, la diabetes, los problemas en huesos y articulaciones, las úlceras, entre otras muchas patologías. Además, un peso adecuado siempre favorecerá una mejor calidad de vida, ya que facilita la movilidad, la autonomía e, incluso, la higiene.

No obstante, las dietas para perder peso en personas mayores y dependientes deben estar estrictamente controladas por el médico, ya que una pérdida de peso demasiado rápida o excesiva también puede conllevar problemas de salud. Por ejemplo, puede ocasionar desequilibrios nutricionales, hormonales o la pérdida de músculo y masa ósea. Una dieta equilibrada y controlada evitará estos problemas.

3-Descansar lo suficiente

El descanso es fundamental, ya que es el mecanismo que utiliza nuestro organismo para repararse tanto física como mentalmente. Con la edad, los periodos de sueño tienden a ser más cortos, ligeros y frecuentes. Además, los ciclos de sueño y vigilia también se modifican: las personas mayores tienen sueño más pronto por la noche y también tienden a despertarse más pronto por la mañana.

Debido a estos cambios, los ancianos suelen necesitar una o varias siestas durante el día. Es aconsejable respetar estos sueños, dándoles la oportunidad de estar en un lugar cómodo y tranquilo. Asimismo, es conveniente que la cama sea cómoda, no demasiado blanda ni dura, y que puedan acostarse y levantarse cuando lo necesitan.

En caso de problemas para conciliar el sueño o de insomnio a causa de los despertares nocturnos, puedes considerar el uso de melatonina, un suplemento de venta libre en farmacias que es seguro y actúa de forma natural regulando los ciclos de sueño. Si los problemas de sueño son más graves, consulta con vuestro médico otras opciones que le permitan descansar adecuadamente.

4-Alimentarse adecuadamente y beber suficiente agua

La nutrición y la hidratación son fundamentales durante toda la vida, pero además la vejez es un periodo crítico en el que hay que cuidarlas especialmente. Por una parte, porque las demandas del organismo son más exigentes y, por otro lado, porque pueden existir impedimentos para tomar y asimilar los nutrientes necesarios. Por ejemplo, algunas vitaminas y minerales se absorben con menor eficiencia en el intestino. Además, los problemas de masticación y deglución pueden afectar a la cantidad y tipos de alimentos que se toman. Finalmente, es habitual que los ancianos, sobre todo si padecen problemas neurológicos, pierdan progresivamente la sensación de sed, por lo que no se dan cuenta de cuándo necesitan rehidratarse.

Para evitar todo esto, puedes aplicar los siguientes consejos:

  • Cuida su salud bucodental, ya que la falta de piezas dentales, las molestias y la sequedad de la boca, dificultan la masticación.
  • Si existen problemas de masticación o deglución, ofrece igualmente todos los grupos de alimentos, pero presentados de forma que se facilite el proceso. Por ejemplo, la carne puede presentarse picada en lugar de en filetes, las verduras en forma de crema, etc.
  • Utiliza especias y otros condimentos que no sean sal para dar sabor a los alimentos. Los sabores ácidos, picantes y sabrosos favorecen la salivación y el apetito.
  • Ofrécele agua con cierta frecuencia, especialmente en verano.

5-Moverse

La actividad física es básica en el mantenimiento de la salud, y también es una gran herramienta para mejorar las condiciones crónicas, como la hipertensión. Cualquier actividad, por ligera que nos parezca, es favorable a la salud.

Pasear, hacer ejercicios en la piscina o, simplemente, realizar tareas en el hogar, son buenos hábitos para mantener una rutina de actividad física.

6-Ponerse retos intelectuales

La salud mental no debe dejarse de lado. Los ejercicios mentales son de gran ayuda para mantenerse despiertos y activos mentalmente, retrasar el declive de las capacidades intelectuales e, incluso, luchar contra los procesos de demencia.

Leer, conversar, acudir a actos culturales… ya son buenos ejercicios de por sí. Además, podemos proponer otros pequeños retos, como problemas matemáticos adaptados a las capacidades de la persona, acertijos y otros ejercicios similares.

7-Evitar la soledad, mantener la actividad social

La soledad es una de las circunstancias que más afectan a la calidad de vida y a la salud de las personas mayores. Por ejemplo, se ha visto que los ancianos que se sienten solos tienen, por lo general, una menor esperanza de vida. Por eso, es importante mantener una vida social y familiar activa durante toda la vida. Esto incluye relacionarse con las amistades, la familia y los vecinos, así como acudir a centros de ocio para mayores, clubes y similares.

8-Mantener la paz mental

Evitar el estrés debería ser una prioridad durante toda la vida. En los ancianos, el estrés también puede tener consecuencias nefastas. Por ejemplo, puede desencadenar desorientación, e incluso ira y agresividad en personas con demencia. La vida de las personas mayores debe ser tranquila, rutinaria y exenta de cambios importantes para evitar esto.

Por otro lado, para algunas personas la vida espiritual es muy importante dentro del mantenimiento de estas rutinas. Acudir a la iglesia los domingos, por ejemplo, es un ritual y también un acto social que ayuda a muchos mayores a mantener su paz. Si tienen esta costumbre, debemos respetarla aunque se encuentren en un estado de dependencia.

9-Acceder a atención sanitaria

Una atención sanitaria a tiempo y de calidad es imprescindible en el cuidado de la salud de mayores y personas dependientes. Mantener el contacto y los controles de rutina con el médico de familia es el primer paso. Además, es aconsejable revisar periódicamente la salud bucodental, la salud podológica y las citas con otros especialistas. Por otro lado, debemos proporcionar una atención sanitaria urgente o prioritaria en caso de accidente, lesiones o cambios bruscos en el estado de salud.

El mantenimiento de la higiene diaria y los cuidados caseros también son muy importantes y forman parte de la atención sanitaria que reciben los mayores y dependientes. Así, la mayor parte de las acciones de cuidado que llevas a cabo con tu familiar dependiente forman parte de una atención sanitaria de calidad: los baños, las cremas y lociones, la alimentación, las higienes, el cuidado de uñas y cabello, las curas, la estimulación… Todos estos cuidados te hacen imprescindible.

10-Cumplir con las prescripciones y recomendaciones terapéuticas

Para finalizar, el control médico pierde su razón de ser si después el paciente no cumple con las prescripciones y tratamientos acordados. Hasta el 40% de las personas con patologías crónicas incumplen el tratamiento. Por tanto, es importante implicarse en este asunto y facilitar a nuestros mayores que tomen sus medicinas cuándo y cómo se las han prescrito. Para ello, una buena herramienta es un dispensador semanal de medicación, que les ayudará a no olvidar lo que deben tomar y a controlar externamente que se esté cumpliendo adecuadamente.

Asimismo, no debemos olvidar que las recomendaciones de alimentación, actividad física, etc., también forman parte del plan terapéutico.

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