Cómo curar las ampollas en los pies en personas mayores

Una ampolla en el pie puede ser muy dolorosa en personas mayores, afectando su movilidad. Este artículo te explica qué son las ampollas, sus causas frecuentes y una guía práctica para tratarlas, tanto si están intactas como si ya se han reventado. Descubre cómo prevenirlas y cuándo buscar ayuda profesional para cuidar sus pies.

Un paseo por el barrio, un zapato nuevo o incluso el calor del verano pueden parecer actividades simples, pero en las personas mayores pueden terminar causando una molestia que arde al caminar: una ampolla. Aunque no suelen ser graves, estas pequeñas lesiones pueden resultar especialmente dolorosas y afectar la movilidad y el equilibrio, algo fundamental en esta etapa de la vida. Por eso es importante saber cómo prevenirlas y cómo tratarlas correctamente cuando aparecen.

¿Qué son las ampollas?

Las ampollas son pequeñas burbujas que se forman en la piel, generalmente llenas de líquido, debido al roce constante, presión o calor. En los adultos mayores, la piel suele ser más delgada y frágil, por lo que es más propensa a este tipo de lesiones.

Cuando una zona de la piel se ve sometida a mucha fricción —como ocurre con un zapato que aprieta—, el cuerpo responde creando una bolsita de líquido (plasma) para proteger esa área. Esta “almohadilla” tiene la función de evitar que bacterias entren y causen infecciones. Sin embargo, si no se trata bien, una ampolla puede abrirse, infectarse o incluso convertirse en una herida más complicada.

Los pies son una de las zonas más afectadas por ampollas, especialmente si hay problemas de circulación, deformaciones en los dedos, uso de calzado inadecuado o incluso si se camina durante mucho tiempo.

  • ¿Qué puede causar ampollas en personas mayores?

    Zapatos muy ajustados o con costuras internas duras.
  • Calzado nuevo que aún no ha sido adaptado al pie.
  • Calcetines sintéticos que no permiten que el pie respire.
  • Caminar durante largos periodos o en ambientes calurosos.
  • Cambios en la forma del pie, comunes con la edad, que aumentan los puntos de presión.

Cómo tratar las ampollas en los pies

Si la ampolla es muy grande o dolorosa pero aún no se ha roto, es importante aliviar la presión sin retirar la piel que la recubre. Aquí te explicamos cómo hacerlo con cuidado en casa:

Lávate bien las manos.

  • Limpia la zona alrededor de la ampolla con agua y jabón.
  • Desinfecta con un antiséptico (como povidona yodada o clorhexidina).
  • Usa una aguja esterilizada (puedes hervirla 10 minutos si no es desechable).
  • Haz un pequeño pinchazo en el borde de la ampolla, donde la piel no esté inflamada.
  • Con una gasa limpia, presiona suavemente para que salga el líquido.
  • Desinfecta nuevamente y cubre con un apósito limpio.

No retires la piel que recubre la ampolla, ya que protege la zona y facilita la curación. Si se hace bien, la ampolla debería sanar en unos tres días.

¿Y si la ampolla ya se ha reventado?

Cuando la piel ya se ha roto, el riesgo de infección es mayor, por lo que hay que actuar con rapidez:

  • Lava y desinfecta la zona.
  • Si lo tienes a mano, aplica una pomada antibiótica (como bacitracina o mupirocina).
  • Cubre con un apósito especial para ampollas o una gasa estéril.
  • Cambia el apósito todos los días, siempre limpiando bien la zona.

Si la zona se enrojece mucho, supura, se inflama o duele más, consulta a tu médico. Las infecciones pueden complicarse, especialmente si tienes diabetes o problemas circulatorios.

Cómo prevenir las ampollas

Prevenir una ampolla siempre es mejor que tener que curarla. Aquí algunos consejos útiles:

  • Usa zapatos cómodos, sin costuras internas que rocen.
  • Evita los zapatos nuevos durante salidas largas: primero úsalos en casa para que se adapten.
  • Prefiere calcetines de algodón o de tejidos técnicos que mantengan el pie seco.
  • Mantén los pies limpios y secos, especialmente en climas cálidos.
  • Si tienes deformidades en los pies (juanetes, dedos en garra, etc.), consulta a un podólogo para plantillas o calzado especial.

Cuidar los pies es cuidar tu bienestar

Las ampollas pueden parecer un problema menor, pero en la vida cotidiana de una persona mayor, pueden afectar la movilidad, aumentar el riesgo de caídas y generar complicaciones si no se tratan adecuadamente. Prestar atención a los pies, elegir el calzado correcto y actuar a tiempo ante cualquier molestia es una forma simple pero poderosa de cuidar la salud general. Recuerda: unos pies sanos te ayudan a mantener tu autonomía y calidad de vida.

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