Ansiedad

Seguro que como cuidador que eres estás muy familiarizado con el término “ansiedad”, incluso puede ser que la hayas sufrido alguna vez. Por eso nuestro artículo de hoy en el Rincón del Cuidador® pretende explicarte…

Seguro que como cuidador que eres estás muy familiarizado con el término “ansiedad”, incluso puede ser que la hayas sufrido alguna vez. Por eso nuestro artículo de hoy en el Rincón del Cuidador® pretende explicarte qué es la ansiedad.

Según la OMS, la ansiedad puede definirse como una “anticipación de un daño o desgracia futuros, acompañada de un sentimiento desagradable y/o de síntomas somáticos de tensión. El objetivo del daño anticipado puede ser interno o externo. Es una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza”.

La ansiedad se convierte en patológica cuando supera nuestra capacidad adaptativa.

Es importante entender que la ansiedad también puede considerarse una sensación o un estado emocional normal ante determinadas situaciones, que constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes, y que puede considerarse un estado de ajuste que nos pone en alerta para ser capaces de adaptarnos. Por lo tanto, cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las exigencias de nuestro día a día. Tan sólo cuando la ansiedad sobrepasa cierta intensidad o supera nuestra capacidad adaptativa es cuando se convierte en patológica, provocando malestar significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y conductual.

Algunos de los síntomas que puede sufrir una persona con ansiedad son:

Síntomas en el plano físico:

  • Sistema nervioso vegetativo: sudoración, sequedad de boca, mareo, inestabilidad.
  • Neuromusculares: temblor, tensión muscular, dolor de cabeza, sensación de hormigueo.
  • Cardiovasculares: palpitaciones, taquicardias, dolor de pecho.
  • Respiratorios: disnea o sensación de falta de aire.
  • Digestivos: náuseas, vómitos, dolor de estomago, diarrea, estreñimiento.
  • Genitourinarios: micción frecuente, problemas sexuales.

En la esfera psicológica y conductual puede provocar:

  • Preocupación, aprensión.
  • Sensación de agobio.
  • Miedo a perder el control, a volverse loco o sensación de muerte inminente.
  • Dificultad de concentración, pérdida de memoria.
  • Irritabilidad, inquietud, desasosiego.
  • Conductas de evitación ante determinadas situaciones.

¿Alguna vez has notado alguno de estos síntomas? Si tu respuesta es afirmativa lo primero que tienes que hacer es dejarte asesorar por tu profesional de la salud; médico de cabecera o farmacéutico de confianza. Ellos pueden ayudarte de diversas maneras. Empezar a gestionar tu ansiedad puede requerir que aprendas técnicas de relajación – o de control del estrés – así como a re-estructurar tu manera de pensar y alguna de tus conductas, opciones y posibilidades que te podrán ofrecer los profesionales de la salud que cuidan de ti.

Disciplinas psicológicas como la terapia racional emotiva conductual, la psicología positiva, el mindfulness o la meditación pueden ayudarte a bajar esta activación del sistema nervioso y acercarte a un correcto estado de bienestar.

Desde el Rincón del Cuidador® te iremos enseñando algunas de estas técnicas y entrevistándonos con profesionales del sector de la psicología que tienen mucho que contarnos al respecto, no dejes de leernos y de explicarnos cómo te sientes hoy.

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