¿Qué es la prostatitis?

En este post vamos a hablar sobre uno de los problemas de próstata más comunes: la prostatitis, una inflamación de la próstata que, al ejercer presión en la uretra, en algunos casos puede producir dolor y pérdidas de orina.

La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino, suele tener el tamaño de una nuez y está ubicada delante del recto, debajo del cuello vesical y rodeando la salida de la vejiga, también conocida como uretra.

Esta glándula es la encargada de producir parte del líquido seminal que transporta y nutre los espermatozoides. Además, actúa como una vejiga secundaria ejerciendo presión para que el semen sea expulsado por la uretra y también tiene la capacidad de cerrar el paso de la vejiga para impedir que esta libere su contenido durante el coito.

El desarrollo de esta glándula comienza ya desde la formación del feto gracias a las hormonas masculinas, pero con el paso de los años la próstata puede aumentar en dimensión, lo que puede causar pérdidas de orina debido a la presión que la próstata inflamada produce en la uretra.

Muchos hombres experimentan pérdidas de orina involuntarias, especialmente si padecen de hiperplasia benigna de próstata. A pesar de esto, con los absorbentes adecuados, podrás sentirte seguro y cómodo.¡Descúbrelos y elige el mejor para ti!

¿Qué es la prostatitis?

Una de las causas más comunes que produce el aumento de tamaño de la próstata es la prostatitis, que es una hinchazón e inflamación de la glándula prostática, normalmente causada por una infección bacteriana de la vejiga o de la uretra.

Síntomas de la prostatitis

Entre los síntomas de próstata inflamada más comunes que pueden ayudarte a identificar este problema están:

pequeños escapes de orina

dificultad para empezar a orinar

ganas de orinar y no poder u orinar poco

sensación de no poder aguantar las ganas de orinar

poca presión o fuerza al orinar

orinar muchas veces pero poca cantidad

goteo después de orinar

necesidad imperante y frecuente de orinar

dolor al orinar (disuria)

orina turbia

mal olor de la orina

pinchazos en el pene, los testículos, el abdomen, la ingle o la espalda lumbar

escozor en la uretra

dolor entre el escroto y el recto (perineo)

pérdida total o parcial de la erección

escozor al eyacular

sangre en la orina o en el semen

Como ves en este listado, la próstata inflamada casi siempre se suele traducir en problemas al orinar o en las relaciones sexuales, por lo que si detectas cualquier anomalía en estas situaciones te recomendamos acudir lo antes posible a tu centro de salud para consultarlo con tu médico.

¿Cuáles son las causas de la prostatitis?

Existen varios factores de riesgo que pueden originar la sintomatología de la prostatitis:

Estrechamiento de la uretra, el cuello o la pared de la vejiga, produciendo un bloqueo del flujo de la orina que provoca que las bacterias propias de la orina se filtren hacia el interior de la glándula prostática.

Alteración del retorno venoso, como por ejemplo hemorroides o varicocele.

Entrada de gérmenes a la próstata.

Imposibilidad de retraer el prepucio (fimosis).

Lesión en la zona entre el escroto y el ano (perineo) o traumatismo pélvico.

Haberse realizado una cistoscopia o biopsia de próstata.

Usar una sonda urinaria.

Ser portador del VIH, clamidia o gonorrea.

Tipos de prostatitis

Según la causa, la prostatitis puede aparecer de manera gradual o repentina; puede ser de origen bacteriano o no bacteriano; puede mejorar rápidamente, ya sea por sí sola o con tratamiento, o durar meses y volverse recurrente... Y es que las causas de la prostatitis, como ya hemos visto, son muy diversas.

Aunque en la mayoría de los casos la inflamación de la próstata está causada por una infección bacteriana, existen varios tipos de prostatitis:

Prostatitis bacteriana aguda

La prostatitis bacteriana aguda es provocada generalmente por cepas comunes de bacterias, que provocan una infección y esta a su vez conlleva la inflamación de la glándula prostática. En estos casos, al tratarse de una infección bacteriana, pueden presentarse otros síntomas como fiebre, escalofríos, dolor muscular y malestar general.

Una de las causas más comunes de esta infección es cuando, debido a un estrechamiento de la uretra, el cuello o la pared de la vejiga, se produce un bloqueo del flujo de la orina y los agentes patógenos presentes en ella se filtran en la próstata, provocando la reacción del sistema inmunitario.

Otra causa suele ser la entrada de otros gérmenes a la próstata propiciada por varias razones, como la imposibilidad de retraer el prepucio (lo que se convierte en un entorno ideal para el crecimiento de estos microorganismos infecciosos), haberse realizado una cistoscopia o biopsia de próstata, o usar una sonda urinaria.

También pueden originar este tipo de inflamación algunas infecciones de transmisión sexual (ITS), como VIH, clamidia o gonorrea.

Prostatitis bacteriana crónica

La prostatitis bacteriana crónica se trata de una prostatitis bacteriana en la que no se han eliminado correctamente las bacterias que la han provocado, razón por la que la inflamación prostática podría reaparecer o convertirse en crónica.

Prostatitis abacteriana

La prostatitis abacteriana, también conocida como síndrome del dolor pélvico crónico (SDPC), es la irritación de la próstata que no es causada por bacterias, sino por una lesión de los nervios en las vías urinarias inferiores, que puede deberse a una cirugía o a un traumatismo en la zona; aunque la prostatitis abacteriana también puede estar causada por estrés y ansiedad, que se somatizan sobre el suelo pélvico.

¿Quién puede padecerlo?

Como hemos visto, los diferentes tipos de prostatitis pueden estar causados por factores tan diversos como una lesión, el estrés, fimosis, una infección de orina, ITS… Por lo que cualquier hombre tiene la posibilidad de padecer algún tipo de prostatitis a lo largo de su vida.

Aunque es muy poco común antes de la adolescencia, representa la problemática más frecuente entre los varones de más de 20 años. Sin embargo, los hombres de más de 50 años que sufren hiperplasia benigna de próstata presentan un mayor riesgo de sufrir prostatitis, ya que en estos casos la glándula prostática puede llegar a obstruirse y esto facilita la proliferación de bacterias infecciosas.

¿Cómo se diagnostica la prostatitis?

El diagnóstico de la prostatitis se puede realizar a través de varios métodos:

exploración

sedimento y cultivo de orina

cultivo de semen

ecografía transrectal

citología exfoliativa prostática

estudio analítico en sangre

biopsia prostática

Tratamiento de la prostatitis

No todos los tipos de prostatitis se pueden prevenir, pero una buena higiene genital siempre es recomendable para evitar que las bacterias se extiendan a la próstata y provoquen una infección y su consecuente inflamación.

En el caso de la prostatitis bacteriana, ya sea aguda o crónica, se trata con antibióticos y lo que variará -dependiendo de si se padece un tipo u otro- será la duración del tratamiento, pudiendo alargarse desde las 2 semanas hasta los 3 meses, según el caso y la recomendación del especialista.

Cuando se trata de una prostatitis abacteriana y existe inflamación, el tratamiento se lleva a cabo a través de medicamentos antiinflamatorios, ondas de choque de baja intensidad y/o fisioterapia pélvica. Sin embargo, cuando no existe inflamación en una prostatitis abacteriana, lo que se suele recomendar son analgésicos, relajantes musculares y cambios en el estilo de vida, como practicar ejercicio de forma regular y una alimentación más saludable.

En cualquier caso, otros remedios caseros que pueden ayudar si sufres prostatitis son:

beber entre dos y cuatro litros de agua al día.

orinar con frecuencia.

realizar baños de agua tibia para aliviar el dolor.

tomar ablandadores de heces.

evitar alimentos picantes, las grasas, los cítricos, el alcohol y las bebidas con cafeína, ya que irritan la vejiga.

Esperamos que esta información te haya resultado útil y que compartas con nosotros y con el resto de la comunidad de cuidadores los trucos que conoces para prevenir o aliviar la prostatitis.

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