¿Cómo gestionar la rabia?

¿Recuerdas que en el post “Estamos de vuelta”, te dijimos que desde el Rincón del Cuidador®, te hablaríamos de emociones? Para conocer cada emoción, lo primero que tenemos que saber es: qué es exactamente una…

¿Recuerdas que en el post Estamos de vuelta, te dijimos que desde el Rincón del Cuidador®, te hablaríamos de emociones?

Para conocer cada emoción, lo primero que tenemos que saber es: qué es exactamente una emoción. La RAE nos ofrece esta definición de emoción:

“Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática”

De esta definición podemos deducir que una emoción es un estado puntual, que tiene repercusiones en nuestro cuerpo y que nos prepara para una respuesta.

Desde el Rincón del Cuidador® hemos querido empezar este bloque de emociones hablándote de la rabia, que es una de las emociones que puede aparecer en tu día a día como cuidador/a.

¿Qué es la rabia? ¿Por qué sientes rabia? ¿Qué hacer cuando sientes rabia?

La ira es una emoción básica, que tenemos cuando nos creemos amenazados ante la consecución de un objetivo que queremos alcanzar.

A nivel fisiológico, cuando aparece la ira nuestro cuerpo aumenta el ritmo cardíaco y respiratorio, se incrementan los niveles de adrenalina y se disparan muchas otras respuestas físicas que nos preparan para una respuesta enérgica. Mientras que, a nivel mental, nuestro cerebro piensa más rápido de lo normal y solemos reforzar alguna idea irracional que tenemos.

Si te paras a analizar tu ira, te darás cuenta de que hay diferentes tipos de ira:

  • La ira adaptativa o sana es una respuesta de adaptación normal ante una situación amenazante. Esta ira nos habla de nuestra capacidad para poner límites, nos pone alerta y nos prepara para luchar a la hora de conseguir nuestros objetivos, movilizando mucha energía.
  • La ira desadaptada se siente cuando no hay un estímulo que la haya provocado o no tiene esa finalidad de movilizar energía para conseguir objetivos. Este tipo de ira puede ser activa o pasiva:
    • La ira activa es aquella en la que reaccionamos de manera excesiva, adoptando un comportamiento poco agradable o de consecuencias desagradables para nuestro entorno y para nosotros mismos.
    • La ira pasiva suele ser perjudicial para la persona que la siente y pasa por adoptar comportamientos de tipo derrotista, autoculpabilizarse o ser excesivamente crítico/a.

¿Alguna vez te has exigido más de lo normal en tu labor como cuidador/a? ¿Te has culpabilizado? ¿Alguna vez te has sorprendido enfadándote con la persona a la que cuidas?

Si has respondido sí, no te culpabilices, estás sometido/a a mucha presión y lo quieres hacer lo mejor posible.

Aquí te enseñamos algunas pautas para gestionar tu ira. ¿Recuerdas aquella cita de Aristóteles?

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”.

Por las palabras de Aristóteles, parece que saber enfadarse es toda una maestría.

Aquí te damos algunos consejos para que entiendas y gestiones tu rabia.

  1. Hazte preguntas. La próxima vez que te enfades, pregúntate:
    ¿Ante qué estoy reaccionado? ¿A qué tengo que ponerle límites? ¿Realmente la situación es tan amenazante o peligrosa, o quizá estoy actuando por condicionamientos previos? ¿Qué me quiere decir mi rabia?
    Una vez que hayas hecho esto, seguro que habrá bajado la intensidad de tu enfado, si notas que tu cuerpo “aún tiene mucha energía”, quizá es el momento para respirar un poco, calmarte y tomar distancia. ¿Recuerdas a Juana, la cuidadora a la que entrevistamos, que nos decía que de vez en cuando se iba a la terraza a respirar y tomar distancia?
  2. Haz deporte. La rabia moviliza mucha energía, ¿qué haces con ese excedente de energía? Hacer deporte es otra de las técnicas para gestionar la rabia, es muy beneficioso, te ayudará a desconectar, a cuidarte y a tener un rato para ti mismo/a. ¿Recuerdas que en un post anterior te hablábamos de los beneficios del Tai Chi y del Pilates?
  3. Verbaliza tu enfado. Si quieres hablar de tu enfado, -ya que te has sentido agredido/a por alguien y quieres hacérselo saber- hazlo siempre con mucho respeto, desde una perspectiva empática y comunícale a la persona, siempre con una actitud calmada y sosegada, qué es exactamente lo que te ha hecho sentir así. Échale un vistazo a este artículo que nos explica cómo aplicar la técnica DESC; Describir, Expresar, Sugerir y anotar las Consecuencias.

¿Y tú, cuidador/a, qué haces cuando estás enfadado/a? Cuéntanoslo, puede que tu gestión de la rabia pueda servir de ejemplo a otros cuidadores/as.

Marcar como artículo favorito

Desmarcar como artículo favorito

Artículos relacionados

TÚ ERES #IMPRESCINDIBLE

Si cuidas de alguien dependiente eres imprescindible y formas parte de una comunidad de personas que merecen todo el apoyo del mundo. Entra, queremos conocerte y que descubras todo lo que podemos hacer juntos.