Dependencia. Qué es y cuáles son sus tipos y grados

¿Qué es la dependencia?

La dependencia se define como “la necesidad de ayuda o asistencia importante para poder realizar las actividades de la vida cotidiana”.

La persona dependiente, como consecuencia de la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, sensorial o mixta, necesita asistencia y/o ayuda para poder llevar a cabo las actividades de la vida diaria y el cuidado personal.

La dependencia no es sólo sinónimo de vejez, puesto que puede aparecer a cualquier edad, aunque las personas mayores suelen ser las más afectadas.

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¿Cuántos tipos de dependencia existen?

Destacaremos 4 tipos principales de dependencia:

1. La Dependencia física:
   Cuando la persona pierde el control de sus funciones corporales y de su interacción con los elementos físicos del entorno. Algunos ejemplos son la esclerosis múltiple, o las consecuencias producidas por un traumatismo cerebral.
2. La Dependencia psíquica o mental:
   Cuando la persona pierde la capacidad de resolver sus problemas y de tomar decisiones. Por ejemplo: retraso mental, enfermedad de Alzheimer, etc.
3. La Dependencia sensorial:
   Es un tipo de dependencia debida a alteraciones en alguno de los sentidos: la vista y el oído, fundamentalmente. Esta alteración repercute en la capacidad de la persona para desarrollarse en su vida cotidiana (desplazamientos, leer, realizar las tareas domésticas, conducir, trabajar, etc.).
4. La Dependencia mixta:
   Generalmente se inicia a partir de una enfermedad que provoca problemas de diversa índole, como dependencia física por afectación de la movilidad asociada a problemas sensoriales, problemas de habla, dificultades para tragar y de comunicación. Dos ejemplos serían la parálisis cerebral o la enfermedad de Parkinson.

¿Existen diversos grados de dependencia?

Para poder regular y valorar qué tipo de ayuda necesita cada paciente, el ministerio de derechos sociales ha establecido una clasificación de 3 grados de dependencia los cuales tienen en cuenta un conjunto de variables, pero que en definitiva valorarn el nivel de autonomía de la persona a valorar. A continuación te detallamos cada grado dependencia.

Grado 1: dependencia moderada

Las personas clasificadas con grado I de dependencia moderada son aquellas que necesitan ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria al menos una vez al día, aunque no de manera continua. Estos individuos pueden realizar la mayoría de las tareas cotidianas por sí mismos, pero requieren asistencia para actividades específicas, como vestirse, bañarse o preparar alimentos. La evaluación para determinar este grado de dependencia tiene en cuenta factores como la movilidad, la capacidad para alimentarse y la comunicación.

Este grado implica que la persona puede vivir de manera relativamente independiente, pero con el apoyo ocasional de un cuidador o familiar. Las prestaciones asociadas a este grado pueden incluir servicios de atención domiciliaria y ayudas técnicas para mejorar la autonomía del beneficiario.

Grado 2: dependencia severa

El grado II de dependencia severa se asigna a personas que necesitan ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero que no requieren el apoyo continuo de un cuidador. Estas personas tienen limitaciones significativas en su autonomía y necesitan asistencia regular para actividades como la higiene personal, el aseo, la alimentación y la movilidad dentro del hogar. Aunque pueden realizar algunas tareas de manera independiente, su seguridad y bienestar dependen del apoyo frecuente de un cuidador.

Las prestaciones para este grado suelen ser más intensivas e incluyen servicios de cuidado personal, ayuda a domicilio, y, en algunos casos, el acceso a centros de día donde se proporciona atención especializada durante el día.

Grado 3: Gran dependencia

El grado III de gran dependencia está reservado para personas que necesitan ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día, y debido a su pérdida total de autonomía mental o física, necesitan el apoyo indispensable y continuo de otra persona. Estas personas no pueden vivir de manera independiente y requieren atención constante para garantizar su bienestar y seguridad. Las actividades como comer, moverse, y realizar la higiene personal dependen completamente del cuidado de otra persona.

Este grado de dependencia puede requerir cuidados en el hogar las 24 horas, atención especializada en residencias, o acceso a programas de atención intensiva. Las prestaciones son las más extensivas e incluyen ayudas económicas para el cuidado profesional y acceso a servicios integrales de salud y apoyo.

Cada grado de dependencia implica diferentes niveles de apoyo y servicios, diseñados para adaptarse a las necesidades específicas de los individuos y garantizar que reciban el cuidado adecuado para mantener su calidad de vida. También cabe mencionar que las prestaciones y los procesos pueden variar por comunidad autónoma, ya que son las encargadas de prestar cada uno de los servicios mencionados anteriormente.