Cambios de temperatura en ancianos

Es inevitable que con la llegada del otoño no sólo tengamos que decir adiós al verano, sino también a sus rutinas y a cómo tratábamos a nuestros mayores con las altas temperaturas.

Es inevitable que con la llegada del otoño no sólo tengamos que decir adiós al verano, sino también a sus rutinas y a cómo tratábamos a nuestros mayores con las altas temperaturas, que ahora se cambian por otras más bajas.

Si en verano nos preocupamos en evitar los golpes de calor en los ancianos, cuando llega el frío no solo es cuestión únicamente de abrigarles más. Con los cambios de temperatura bruscos la piel se resiente y se vuelve más seca y quebradiza, por lo que conviene que prestar aún más atención en su cuidado, para lo que te puede ser una gran ayuda la gama de productos MoliCare Skin®.

Cómo cuidar a nuestros ancianos con los cambios de temperatura

  • Mantén su piel hidratada: dos o tres veces al día debemos revisar el estado de la piel de nuestros mayores, ya que con el frío, las partes expuestas (cabeza y manos sobre todo) y aquellas que cubrimos (axilas, pliegues de piel, etc.) sufren las inclemencias de diferente forma. En el caso de las expuestas debemos procurar cubrirlas con prendas de algodón después de aplicar una loción hidratante corporal MoliCare Skin® para evitar la sequedad, mientras que las cubiertas deben tratarse limpiándolas previamente con espuma de limpieza MoliCare Skin®, que además de no necesitar agua para su uso, neutraliza el olor.
  • Usa ropa adecuada: la ropa de nuestros ancianos en otoño debe ser “todoterreno” debido a que se pueden producir cambios bruscos en cualquier momento (por ejemplo pasando del frío exterior al calor de un local con aglomeraciones o con calefacción alta). Lo ideal es llevar tres capas: una primera de tejido ligero y transpirable en contacto con la piel, una segunda que estabilice la temperatura y una tercera de abrigo para aumentarla si es necesario.
  • Mantén la vivienda térmicamente aislada: el control de la temperatura en el hogar es fundamental. Aspectos como las corrientes de aire o los cambios bruscos de tener una estancia cálida y otra fría producen enfriamientos y resfriados. Además, exceso de frío o calor ocasionado por el aire acondicionado tiene los mismos efectos adversos en la piel de nuestros mayores que el producido en el exterior. Debemos procurar mantener una temperatura agradable constante en toda la vivienda sin que ello suponga revolucionar el termostato.
  • No olvidarnos de reponer líquidos: además de mantener hidratada la piel de nuestros mayores, no debemos olvidarnos de que repongan líquidos. Nuestros ancianos son propensos a no comunicarnos cuándo tienen que beber, y debido a las bajas temperaturas y que la sensación de sed se reduce, podemos olvidarnos de este aspecto.

La clave con los cambios de temperatura, ya sean el frío o calor, reside en que nunca nos olvidemos de los aspectos clave de los cuidados en ancianos: una alimentación adecuada, ejercicio moderado pero frecuente y, por supuesto, mantenerlos hidratados por dentro y por fuera.

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