¿Por qué ocurre la disfagia nerviosa? Síntomas y cómo tratarla

La disfagia nerviosa es una dificultad para tragar con origen principalmente emocional o psicológico, distinta a la disfagia debida a causas orgánicas (neurológicas, musculares o mecánicas), descritas en el artículo sobre disfagia. Puede acarrear consecuencias relevantes, como pérdida de peso, desnutrición y deshidratación, además de un marcado malestar anticipatorio al comer o beber.

En este artículo conocerás sus causas más frecuentes, los síntomas característicos, cómo se diagnostica, los tratamientos disponibles y algunos consejos prácticos para facilitar la deglución en el día a día.

Qué es la disfagia nerviosa?

La disfagia nerviosa, también llamada fagofobia o disfagia psicógena, se caracteriza por un miedo intenso a tragar alimentos y/o bebidas por temor a atragantarse o ahogarse. No está causada por una lesión estructural evidente, sino por respuestas de ansiedad que interfieren en el acto de deglutir.

Puede confundirse con otros trastornos, como la anorexia nerviosa, porque algunas personas reducen o evitan la ingesta. La diferencia es la motivación: en la disfagia nerviosa predomina el miedo a tragar; en la anorexia, el deseo de perder peso o el miedo a engordar.

En casos graves, el miedo a tragar alimentos y/o bebidas puede llevar a ingerir cantidades mínimas o a evitar líquidos, acentuando el riesgo de desnutrición y deshidratación. Este bloqueo ansioso puede descoordinar la deglución y favorecer episodios de tos o que el líquido acabe en las vías respiratorias.

Causas de la disfagia nerviosa

Suele relacionarse con una experiencia previa traumática (propia o presenciada) de atragantamiento, vómito brusco o ahogo, tras la cual comer o beber queda asociado a peligro. Esta experiencia activa respuestas de estrés, tensión muscular cervical y torácica y una hipervigilancia de sensaciones en la garganta.

Con el tiempo, la anticipación del “posible atragantamiento” refuerza el miedo, se estrecha la dieta y se perpetúa el problema. Otras causas o factores asociados pueden incluir:

• Demencia
• Hipocondría
• Trauma emocional
• Trastornos del estado de ánimo y de ansiedad
(por ejemplo, depresión o trastorno de pánico)

Diferencia entre disfagia nerviosa y esofagitis eosinofílica

La esofagitis eosinofílica es una enfermedad inflamatoria crónica del esófago que causa daño en la mucosa y puede provocar dolor, dificultad para tragar y atascamiento de alimentos en la garganta. La disfagia nerviosa, en cambio, se basa en el miedo a tragar y la respuesta ansiosa, sin lesión estructural demostrable.

Síntomas frecuentes de esofagitis eosinofílica:

• Problemas para tragar, sobre todo sólidos
• Sensación de alimento atascado en el esófago
• Reflujo que no mejora con medicación habitual
• Acidez o dolor torácico

En la disfagia nerviosa, el abordaje principal es psicológico: terapia para ansiedad y miedo, técnicas de relajación, exposición gradual y estrategias lúdicas o de desensibilización. Por otro lado, la esofagitis eosinofílica de momento no tiene cura, pero se maneja con dieta específica, corticoides tópicos y otras pautas que reducen la inflamación y mejoran la calidad de vida.

Disfagia por ansiedad: síntomas

La disfagia por ansiedad puede aparecer a cualquier edad y manifestarse de formas muy distintas. Aunque suele afectar más a niños y personas mayores por su mayor vulnerabilidad a la ansiedad somática.

Algunos de los síntomas son:

• Sensación de garganta estrecha o nudo en la garganta
• Dificultad para tragar alimentos o líquidos
• Sensación de obstrucción detrás del esternón
• Dolor torácico no cardiaco
• Acidez o molestias digestivas asociadas a tensión
• Síntomas vegetativos: sudoración, palpitaciones, temblores y sensación de falta de aire

Diagnóstico de la disfagia nerviosa o fagofobia

El diagnóstico es, ante todo, de exclusión. El profesional valora síntomas y antecedentes y solicita pruebas para descartar causas orgánicas de disfagia: endoscopia digestiva alta, tránsito esofágico con bario o manometría esofágica.

Además, explora el contexto emocional y psicológico para detectar disparadores de ansiedad y patrones de evitación. En algunos casos, si se sospecha de problemas estructurales se llevan a cabo estudios de imagen (resonancia o tomografía).

Suele requerir un enfoque multidisciplinar que integre medicina de familia, gastroenterología, logopedia/terapia del habla y psicología clínica.

¿Cuáles son las consecuencias de padecer disfagia nerviosa?

La consecuencia más habitual es la alteración de la alimentación, con pérdida de peso y riesgo de déficit nutricional y de líquidos. La gravedad es variable: desde dificultad con sólidos hasta rechazo de sólidos y líquidos; en casos extremos, incluso cuesta tragar la propia saliva.

Principales consecuencias:

Pérdida de peso: la ingesta insuficiente por miedo sostenido compromete el aporte calórico y proteico.
• Dificultad con alimentos sólidos: se tiende a restringir texturas, lo que empobrece la dieta y refuerza el miedo.
• Deshidratación: ingesta líquida escasa con signos como voz más áspera y labios secos; puede causar mareos, estreñimiento y fatiga.

Impacto en la calidad de vida

La disfagia nerviosa puede afectar el bienestar emocional, social y físico:

Malestar emocional: la sensación de “nudo en la garganta” y el miedo a comer aumentan la ansiedad, creando un círculo de evitación.
• Vida social: se evitan comidas con otras personas, afectando relaciones y actividades cotidianas.
Autoestima y confianza: la vergüenza o el temor a atragantarse en público deterioran la seguridad personal.
• Impacto físico: tensión cervical y faríngea, molestias musculares y empeoramiento de la fatiga por mala nutrición.
Aislamiento social: la evitación repetida reduce el apoyo social y empeora el estado de ánimo.

Tratamiento para la disfagia nerviosa

Un diagnóstico temprano permite orientar mejor el plan terapéutico. La realización de pruebas como manometría o videodeglución pueden ayudar a descartar causas orgánicas y a adaptar la intervención.

El manejo combina psicoterapia, reeducación de la deglución y, en algunos casos, medicación.
Algunas de pautas indicadas para superar la disfagia son:

Reestructuración de pensamientos: identificar y cuestionar creencias catastrofistas sobre atragantamiento; sustituirlas por interpretaciones más realistas y funcionales.
• Técnicas de relajación y respiración: reducir la ansiedad anticipatoria antes y durante las comidas; relajar mandíbula, lengua y musculatura cervical.
• Entrenamiento atencional: desplazar el foco de la sensación faríngea hacia señales neutras (textura, sabor, respiración) para romper la hipervigilancia.
• Terapia de deglución: con un logopeda/terapeuta del habla, ejercicios para coordinación orofaríngea, pautas posturales, progresión de texturas y técnicas de seguridad.
• Medicación: en casos puntuales, fármacos para ansiedad o depresión, siempre indicados y supervisados por profesionales.

Consejos para mejorar la deglución

Algunas pautas sencillas pueden aliviar temporalmente los síntomas y facilitar el proceso:

• Masticar de manera pausada y consciente, tomando bocados pequeños, que pasarán con mayor facilidad por la garganta.
• Practicar respiración diafragmática unos minutos antes de comer y entre bocados para disminuir la tensión muscular.
• Postura al comer: sentado erguido, espalda apoyada y mentón ligeramente inclinado hacia abajo para alinear la vía digestiva.
• Priorizar texturas fáciles: purés, sopas, batidos y alimentos bien hidratados durante las fases de mayor ansiedad.
• Comer sin distracciones estresantes y dedicar atención plena a cada bocado para reducir la hipervigilancia de la garganta.

Preguntas frecuentes

¿Cuánto tiempo puede durar la disfagia nerviosa?
Varía según la persona y la intervención. Con terapia psicológica y entrenamiento de deglución, muchas personas mejoran en semanas o pocos meses; sin abordaje, puede cronificarse.

¿Qué especialista trata la disfagia nerviosa?
Suele abordarse de forma multidisciplinar: médico de familia o gastroenterólogo para descartar causas orgánicas, logopeda/terapeuta del habla para reeducación deglutoria y psicólogo clínico o psiquiatra para tratar la ansiedad.

¿Cuáles son tres afecciones neurológicas que causan disfagia?
Ictus, enfermedad de Parkinson y esclerosis lateral amiotrófica son causas neurológicas frecuentes de disfagia orgánica.

 

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