La artritis en las manos es una de las formas más comunes y visibles de esta enfermedad inflamatoria. Aparece con frecuencia en personas...
Artritis reumatoide | Síntomas y cómo controlar los brotes
La artritis reumatoide es mucho más que dolor en las articulaciones. Es una enfermedad crónica, autoinmune y sistémica que puede afectar no solo a las manos, muñecas o rodillas, sino también a órganos internos como pulmones, corazón y ojos. Su curso es impredecible y se caracteriza por brotes de inflamación seguidos de períodos de relativa calma.
Comprender bien los síntomas de la artritis reumatoide, reconocer un brote a tiempo y saber cómo actuar ante él puede marcar la diferencia entre una vida limitada y una vida activa con la enfermedad bajo control.
Este artículo ofrece una guía completa para detectar los síntomas de forma precoz, entender cómo se manifiestan los brotes y qué estrategias existen —tanto médicas como cotidianas— para gestionarlos eficazmente.
¿Qué es la artritis reumatoide y cómo se origina?
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico ataca por error los tejidos sanos, especialmente el revestimiento de las articulaciones (membrana sinovial). Esto desencadena una inflamación persistente que, si no se trata, destruye el cartílago y el hueso, provocando dolor, deformidad y discapacidad funcional.
Aunque sus causas exactas no están del todo claras, se sabe que intervienen factores genéticos, ambientales y hormonales. No es hereditaria en sentido estricto, pero tener antecedentes familiares puede aumentar el riesgo. También pueden influir el tabaquismo, ciertas infecciones y cambios hormonales.
La enfermedad afecta más a mujeres que a hombres y puede aparecer en cualquier momento, aunque suele hacerlo a partir de los 40 años.
Síntomas de la artritis reumatoide: cómo se manifiesta
Los síntomas iniciales de la artritis reumatoide pueden ser sutiles y confundirse con otros problemas articulares. Sin embargo, existen señales características que permiten sospecharla incluso en fases tempranas.
Síntomas articulares típicos:
- Dolor en las articulaciones de las manos, muñecas y pies.
- Rigidez matutina prolongada, que dura más de una hora.
- Inflamación visible en una o varias articulaciones.
- Sensación de calor o enrojecimiento local.
- Dificultad para mover o usar las manos (abrir frascos, escribir, peinarse).
- Afectación simétrica: ambas manos o ambos pies, al mismo tiempo.
Síntomas generales o sistémicos:
- Fatiga crónica.
- Fiebre leve y persistente.
- Pérdida de peso sin causa aparente.
- Pérdida de apetito.
- Malestar general.
Con el tiempo, si no se trata, puede haber deformidad de los dedos, pérdida de fuerza, reducción de la movilidad y afectación de otras zonas como codos, hombros, caderas, rodillas o mandíbula.
En algunos casos, también pueden desarrollarse manifestaciones extraarticulares, como nódulos reumatoides bajo la piel, problemas pulmonares, anemia o alteraciones oculares.
¿Qué es un brote de artritis reumatoide?
Un brote es un período en el que los síntomas se intensifican de forma repentina. Puede durar días o semanas y suele estar asociado a una mayor inflamación sistémica. En muchas personas, los brotes interrumpen fases estables de la enfermedad.
Señales de que estás atravesando un brote:
- Dolor articular más intenso o extendido.
- Mayor rigidez, especialmente por las mañanas.
- Inflamación más visible o nuevas articulaciones afectadas.
- Fatiga marcada, incluso sin haber hecho esfuerzos.
- Malestar general, fiebre o sensación de “estar enfermo”.
Los brotes pueden deberse a varios factores: interrupción del tratamiento, infecciones, cambios hormonales, estrés, falta de descanso o incluso cambios en la dieta o el clima.
Detectarlos a tiempo permite ajustar el tratamiento de forma puntual, reducir su duración y evitar daño articular irreversible.
Cómo controlar los brotes de artritis reumatoide
El control de la enfermedad tiene dos objetivos principales: prevenir los brotes y reducir su impacto cuando ocurren. Esto requiere una combinación de tratamiento médico continuo, autocuidados y ajustes según el momento.
Tratamiento médico: la base para estabilizar la enfermedad
El tratamiento de la artritis reumatoide debe ser precoz, continuo y supervisado por un reumatólogo. No es una enfermedad que se deba tratar solo con analgésicos.
Medicación habitual:
- Fármacos modificadores de la enfermedad (FAMEs): como metotrexato, leflunomida o sulfasalazina. Son la base del tratamiento y ayudan a frenar la progresión.
- Biológicos o terapias dirigidas: se utilizan cuando los FAMEs no son suficientes. Inhiben factores específicos de la inflamación.
- Corticoides: se usan en dosis bajas o durante brotes para controlar rápidamente los síntomas.
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): ayudan a aliviar el dolor, pero no modifican la evolución de la enfermedad.
Es clave no interrumpir la medicación aunque haya mejoría. La suspensión brusca puede desencadenar un brote severo.
Ajustes durante un brote
Cuando se presenta un brote, es importante hacer algunos ajustes prácticos para aliviar los síntomas y evitar complicaciones.
- Descanso activo: no forzar las articulaciones inflamadas, pero evitar el reposo absoluto. Moverse con suavidad evita la rigidez extrema.
- Aplicaciones locales de frío o calor: el frío reduce la inflamación aguda y el calor ayuda a relajar la rigidez crónica.
- Evitar sobrecargas articulares: si las manos están inflamadas, reducir actividades como escribir, cocinar o cargar peso.
- Solicitar ayuda: tanto en tareas domésticas como en el trabajo. El entorno debe entender la naturaleza cíclica de la enfermedad.
- Consultar al reumatólogo ante cualquier empeoramiento.
Cada brote no tratado correctamente puede dejar secuelas. Así que cuanto antes se intervenga, menor será el daño articular.
Estilo de vida y hábitos para prevenir recaídas
Más allá de los medicamentos, existen estrategias cotidianas que ayudan a reducir la frecuencia e intensidad de los brotes. Vivir con artritis reumatoide no significa renunciar a la actividad, sino adaptarse y mantenerse activo con precaución.
- Ejercicio regular adaptado: caminar, nadar, hacer yoga suave o seguir esta Tabla de ejercicios para artritis reumatoide mejora la movilidad y la salud articular.
- Fisioterapia y terapia ocupacional: ayudan a mantener la función, mejorar la fuerza muscular y prevenir deformidades.
- Alimentación antiinflamatoria: priorizar frutas, verduras, pescado azul, aceite de oliva y reducir azúcares y procesados puede aliviar los síntomas.
- Evitar el tabaco y el alcohol: ambos interfieren con el tratamiento y aumentan el riesgo de brotes.
- Dormir bien y reducir el estrés: el descanso adecuado y la gestión emocional son fundamentales en una enfermedad autoinmune.
- Usar ayudas técnicas si es necesario: férulas, utensilios adaptados o calzado ortopédico pueden facilitar la vida diaria sin sobrecargar las articulaciones.
¿Cuándo acudir al médico?
Aunque la artritis reumatoide es una enfermedad crónica, no hay que resignarse al dolor. Algunos síntomas indican que se requiere atención médica inmediata:
- Fiebre alta sin causa aparente.
- Dolor articular intenso que no mejora con medicación habitual.
- Aparición de nuevas articulaciones afectadas.
- Fatiga extrema que limita la actividad.
- Dificultades para realizar actividades básicas del día a día.
Un ajuste a tiempo puede prevenir meses de deterioro.
La artritis reumatoide no solo afecta las articulaciones; también impacta en la independencia, el estado de ánimo y la vida diaria. Reconocer los síntomas característicos, actuar con rapidez ante un brote y mantener hábitos saludables son claves para frenar su avance. No se trata de resignarse, sino de aprender a convivir con ella sin que defina por completo tu vida.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Todos los dolores articulares son artritis reumatoide?
No. Hay muchas causas de dolor articular. La rigidez prolongada, la inflamación simétrica y los síntomas sistémicos ayudan a diferenciar entre artritis y artrosis.
¿La artritis reumatoide siempre causa deformidades?
No necesariamente. Con tratamiento precoz y seguimiento adecuado, muchas personas no desarrollan deformidades articulares graves.
¿Se puede trabajar teniendo artritis reumatoide?
Sí, aunque puede requerir adaptaciones. Muchas personas continúan con su vida laboral, especialmente si el entorno comprende la enfermedad.
¿Hay cura para la artritis reumatoide?
No tiene cura definitiva, pero sí tratamientos muy eficaces que permiten controlar los síntomas, reducir los brotes y frenar su progresión.
¿Es útil la dieta en esta enfermedad?
Sí. Una alimentación equilibrada, rica en alimentos antiinflamatorios, ayuda a reducir la inflamación de bajo grado y mejora el estado general.
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