Nutrición en ancianos. Cómo mejorar la dieta en personas mayores
Solemos asociar malnutrición a falta de alimentos, y no siempre es así: a menudo la cuestión es si se toman los alimentos necesarios y adecuados a nuestras necesidades. En las personas ancianas sus necesidades nutricionales específicas para la edad entran en conflicto con su capacidad para ingerir y asimilar los nutrientes que necesitan.
En este artículo te explicamos cuáles son los déficits nutricionales más habituales en ancianos y cómo podemos evitarlos.
Factores que se asocian a riesgo nutricional en ancianos
Algunos aspectos de la vida diaria de los ancianos y personas dependientes favorecen que aparezca la malnutrición. Es decir, es más fácil que una persona mayor no se alimente adecuadamente, o no logre asimilar bien todos los nutrientes que necesita si:
- Vive sola y/o siente soledad.
- Sufre alguna enfermedad aguda (por ejemplo, durante una hospitalización).
- Sufre una enfermedad degenerativa que le afecta a nivel cognitivo y/o motor, como el Alzheimer u otras demencias.
- Tiene numerosas enfermedades crónicas (pluripatología).
- Tiene problemas para masticar y/o tragar (disfagia).
- Tiene “síndrome de boca seca” (xerostomía).
- Come pocas veces al día o con poco apetito.
- Hace una dieta estricta sin control por parte de un médico o nutricionista.
Algunos de estos factores, como la soledad, pueden evitarse con ayuda de una familia o cuidadores cariñosos. Sin embargo, otros problemas relacionados con la alimentación pueden requerir ayuda nutricional.
¿Qué nutrientes necesitan los mayores?
Una nutrición adecuada debe permitir a la persona mantener una buena salud, funcionalidad y calidad de vida. Durante el envejecimiento, a las necesidades “normales” de nutrientes, se suman unos nuevos requerimientos a causa de los cambios físicos y psíquicos. Por ejemplo, algunos nutrientes, como las proteínas, se asimilan peor durante la digestión, por lo que el total de proteínas que ingiere la persona debería aumentar.
Algunos de los nutrientes a los que hay que prestar especial atención son:
- Ácidos grasos Omega-3. Se encuentran principalmente en el pescado, y se recomiendan especialmente por su efecto antiinflamatorio y reductor del colesterol malo, entre otros beneficios.
- Vitamina D. Esta vitamina se produce en la piel gracias a la acción del sol. Sin embargo, la piel de los ancianos va perdiendo la capacidad de producir toda la vitamina D que necesitan. Por eso, es recomendable que ingieran alimentos ricos en vitamina D, como pescados azules, leche entera o huevo. No obstante, muchos médicos recomiendan un suplemento de vitamina D a los mayores.
- Tomar suficiente calcio es esencial para prevenir el deterioro de los huesos por la osteoporosis. Sin embargo, algunos medicamentos reducen la capacidad de absorber todo el hierro, así como un consumo excesivo de café, tabaco o alcohol. Por eso, es importante que los ancianos tomen suficientes lácteos a lo largo del día, evitando por otro lado tomar un exceso de quesos curados.
- Vitaminas del grupo B. Estas vitaminas son muy importantes para diversas funciones del cuerpo humano, pero sobre todo para aquellas relacionadas con el sistema nervioso y el funcionamiento cerebral. De hecho, se ha observado que las personas con demencia asociada a la edad presentan niveles más bajos de vitaminas B6 y B12. Por otro lado, en la vejez estas vitaminas se absorben peor en el intestino, y esto puede llevar a un déficit de vitamina B. Por eso, es aconsejable tomar alimentos ricos en vitaminas tipo B: verduras de hoja verde, carne magra, cereales integrales y frutas.
Qué hay que tener en cuenta para evitar la malnutrición en ancianos y personas dependientes
Además de estar atentos ante posibles déficits en nutrientes específicos como los mencionados más arriba, podemos poner en práctica las siguientes recomendaciones de la Sociedad Española de Nutrición (SEN)para prevenir la malnutrición en los mayores y personas dependientes:
- Elegir bien los alimentos que se van a comer: seleccionar productos frescos, variados y evitar los procesados.
- No suprimir ningún grupo de alimentos a no ser que lo haya prescrito un médico.
- Tomar algo de proteína con cada comida principal.
- Moderar el consumo de sal y de azúcar.
- Reducir tanto como se pueda el consumo de alcohol y de tabaco.
- Cuidar la dentadura y la higiene bucal.
- Disfrutar con la comida, ya que siempre se aceptará mejor un plato apetitoso que uno que no nos guste. La preparación debería ser sencilla, pero evitando la monotonía. Las presentaciones vistosas siempre se aceptan mejor.
- Evitar la soledad, intentar que coman en compañía. Aunque el anciano viva solo, puede ser una buena idea hacer coincidir las visitas con las horas de la comida, y comer juntos.
Y, por supuesto, ante cualquier duda o problema específico, consultad siempre con vuestro médico.
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