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Asumir el rol de cuidador
Al lado de cada persona dependiente que necesita cuidados y atenciones encontramos a un cuidador, con frecuencia no profesional, que asume un rol para el cual no estaba preparado, y que acostumbra a ser un familiar cercano de la persona afectada.
Disminuidos psíquicos, físicos, personas con problemas sensoriales (como la ceguera, la sordera, etc.), gente mayor con deterioros cognitivos, físicos, demencia senil, etc.
La lista de personas susceptibles de tener que ser atendidas por sus familiares ante situaciones de dependencia es bastante larga.
A lo largo de nuestra vida, asumimos en distintos momentos tanto el papel de cuidador como el de persona cuidada, pero en determinadas ocasiones, como las anteriormente mencionadas, la atribución del rol de cuidador difícilmente es un hecho voluntario.
El cuidador informal es esa persona que atiende a una persona dependiente en su vida diaria.
Las características y los grados de dependencia de la persona afectada condicionan y delimitan los distintos tipos de ayudas que precisa: ayudas en la vida diaria, ayudas instrumentales y/o ayudas de acompañamiento.
En definitiva, cada experiencia de cuidar es única.
Las características no sólo de la persona afectada, sino también del cuidador, hacen que cada relación de ayuda sea completamente diferente.
La vida de la persona que asume el rol de cuidador se puede ver afectada en varios niveles.
A menudo experimentan cambios en las relaciones familiares, en el ámbito laboral, en la situación económica, en el tiempo libre, cambios en la salud y en el estado de ánimo como consecuencia de tener que cuidar a un familiar dependiente.
Pero es importante que el cuidador se garantice un espacio, momentos para él mismo y para pasar con su familia o pareja, como hacía antes de asumir este rol de cuidador.
En efecto, en el ámbito familiar, pese a que pueden aparecer desavenencias en cuanto a las atenciones que necesita la persona dependiente, la mayor parte de conflictos proceden a menudo del cambio de rol que cada miembro había asumido anteriormente.
De manera colateral, la tarea de cuidar también puede implicar cambios en la relación del cuidador hacia sus hijos, pareja u otros miembros no implicados directamente en la relación de ayuda.
De igual manera, a nivel psicológico podemos observar un estado de ánimo triste, sentimientos negativos. Son también comunes los sentimientos de enfado e irritabilidad, preocupación e incluso, ansiedad.
Por ello, no olvides de mantener alguna actividad solamente para ti, para poder desconectar y recargar pilas.
Asumir el rol de cuidador puede resultar una experiencia satisfactoria y enriquecedora.
El cuidador deja de lado sus necesidades para poder cuidar a la persona dependiente, pero no tiene presente que su propia salud y su bienestar benefician directamente a la persona que cuida.
Descubre las ayudas para cuidadores de personas dependientes en nuestra sección de Cuídate cuidador.
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