La comunicación positiva

No hemos querido pasar por alto la oportunidad de conocer a este gran comunicador, dejarnos persuadir por él para ser felices y de indagar sobre una de sus especialidades, la Comunicación Positiva. José Antonio Muñiz…

No hemos querido pasar por alto la oportunidad de conocer a este gran comunicador, dejarnos persuadir por él para ser felices y de indagar sobre una de sus especialidades, la Comunicación Positiva.

José Antonio Muñiz Velázquez, Licenciado en Publicidad y Psicología, Doctor en Comunicación, colaborador e investigador de varias Universidades de nuestro país y actualmente Director del Dpto. de Comunicación de la Universidad de Loyola en Sevilla.

RC – ¿Qué es la comunicación positiva?

J.A – Pues mira, es algo muy simple. Se trata de aquella comunicación que nos hace más felices, así de sencillo. Lo complicado, eso sí, vendrá en definir qué tipo de felicidad es la que estamos asociando a esa comunicación que hemos calificado de positiva.

La comunicación la vamos a entender aquí contemplando sus tres grandes esferas de actuación:

  • La comunicación social y mediada, la de los medios de comunicación, en la que incluiremos la publicidad, Internet, etc.
  • En segundo lugar, la comunicación interpersonal, en todo tipo de escenarios: familiares, profesionales, empresariales, etc.
  • Y finalmente la comunicación que se desarrolla en el más íntimo de los escenarios posibles: el interior de las cabezas de todos y cada uno de nosotros, es decir, la intracomunicación, el diálogo interior tan difícil de acallar por el común de los mortales.

En los tres planos, cabe hablar de una comunicación cuyos efectos pueden ser positivos, en términos netamente psicológicos, y no solo valorativos. Es decir, que nos haga crecer como personas, florecer como seres humanos, todo lo cual se acerca a esa concepción virtuosa de la felicidad, una felicidad fundada en las fortalezas humanas, y no solo en un estado de bienestar emocional. Por poner un ejemplo, no estamos hablando de que la felicidad consista en no tener problemas, en negarlos o esquivarlos, sino en saber afrontarlos desde la plenitud humana.

RC –Si hablamos de comunicación positiva, ¿podemos concluir que existe su análogo, la comunicación negativa?

J.A –Bueno, como decía, cuando hablamos de comunicación positiva no es una mera posición valorativa en términos subjetivos o ni tan siquiera intersubjetivos. Lo que decimos es que igual que existe una Psicología Positiva, que se centra en la felicidad, la plenitud y florecimiento humano, hay una comunicación que también mira a todo ello, y que es en esa comunicación la que desde la academia, la ciencia, la universidad, queremos centrar nuestra observación científica. Entre otras cosas, porque creemos que la investigación de la realidad transforma la propia realidad, de modo que si observamos la comunicación desde ese prisma positivo, tenemos esperanzas de que tarde o temprano acabará siendo más positiva.

Si, por ejemplo, demostramos que para una marca es bueno (también en términos de venta) practicar una comunicación publicitaria que transmita valores y virtudes, y que además esa marca los practique, tal vez sean más marcas las que se suban a este carro de mejorar el mundo, sin renunciar a sus intereses siempre que estos sean legítimos, por supuesto.

Pero sí, claro que existe comunicación negativa. Podríamos decir que es toda aquella que nos aleja de la felicidad, el bienestar, la plenitud humana y la mejora del mundo. Y esa comunicación, por desgracia, también aparece en todos los escenarios posibles. En la TV, en la red, en las empresas entre jefes o compañeros, en la familia, en parejas, en amigos, y en la cabeza de más de uno de nosotros y en múltiples ocasiones.

RC –Pienso luego existo o existo luego pienso

J.A –Qué daño nos ha hecho ese aforismo de Descartes de que pensar es existir, y que no hay nada más allá. Existo, luego pienso, y hago todo lo demás, dirá hoy la neurociencia. Por tanto, somos algo más que nuestros pensamientos, lo que implica que estos no tienen por qué estar continuamente. Así nos lo decía desde hace siglos la filosofía oriental, y ahora también la ciencia occidental. Efectivamente, es posible acallar ese diálogo interior, que a veces se convierte en martilleante, y que a menudo además en negativo¿Te ha gustado conocer a José Antonio Muñiz? ¿Quieres saber cómo acallar el diálogo interno?

No te pierdas la segunda parte de esta entrevista tan interesante.

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