Sentimientos encontrados en Navidad

Un año más, la Navidad llama a nuestras puertas. Estas fechas son muy especiales; nos reunimos con la gente a la que queremos, reservamos ratos para pasar en familia y poder compartir y disfrutar de…

Un año más, la Navidad llama a nuestras puertas. Estas fechas son muy especiales; nos reunimos con la gente a la que queremos, reservamos ratos para pasar en familia y poder compartir y disfrutar de buenas conversaciones, de comidas especiales y de volver a ser niños cuando abrimos los regalos con los que otras personas nos han obsequiado.

Fechas en las que nos alegramos por los que estamos y nos entristecemos por los que no están. Pero lejos de estos sentimientos encontrados, lejos de buscar un sentido u otro a la Navidad, es momento de detenernos a disfrutar de cada segundo que compartamos con nuestros seres queridos: ya sea con la familia, con allegados, amigos o simplemente con nuestras personas mayores.

No hay que buscarle otro sentido a la Navidad que la de disfrutar de un periodo en el que las circunstancias (periodo vacacional, mayor disponibilidad de todos los familiares, etc.) permiten hacer de los cuidados algo más pausado, detenernos en conversaciones, momentos de ocio compartido, tiempo en familia… disfrutar de todo aquello que las prisas y el estrés nos ha hecho olvidar el resto del año por qué somos cuidadores, por qué somos héroes del día a día.

Cuidados en Navidad: la excusa para regalar momentos

No busques regalar aquello que no se necesita. Busca regalar que los más pequeños de la casa puedan disponer de todo el tiempo que quieran de sus abuelos, busca regalar que tu persona mayor vuelva a recordar lo que es sentarse junto a una mesa con todas las personas que le han hecho feliz a lo largo de su vida.

No exijas ayuda: simplemente muestra lo gratificante que es ofrecerla y permite que durante el próximo año, toda la satisfacción que recibes se reparta en la medida que se pueda.

No exijas más que tiempo, ya sea para ti o para compartirlo, pero sea el tiempo que sea que siempre puedas sacar el máximo provecho de él.


En Navidad es normal que tristeza y alegría cohabiten

La Navidad tiene todos esos matices entusiastas que nos hacen estar felices y contentos. Aunque también, a veces, y dependiendo de qué situaciones vitales estemos viviendo o hayamos vivido, podemos sentirnos tristes. Tal vez, estamos diciendo adiós a personas que ya no están con nosotros, -o no están del modo en el que estaban antes-, también le decimos adiós a situaciones que nos gustaban y que ya no podemos disfrutar. Todo esto, también es una realidad para muchas personas en Navidad.

Como es lógico, esta ambivalencia de emociones nos puede generar sentimientos encontrados, que a veces, sino sabemos bien cómo gestionarlos, nos pueden incomodar.

¿Qué tenemos que hacer para gestionar estos sentimientos?

Lo primero es validar lo que estamos sintiendo, es decir, aceptar, respetar y darle un espacio a lo que sentimos. Cada emoción nos da un tipo de información y cada una en sí misma no es buena o mala, sino que lo que debemos hacer es vencer las resistencias que algunas de estas emociones nos pueda acarrear y dejarnos sentir.

Una vez que aceptemos lo que estamos sintiendo y que hayamos puesto nombre a la emoción, tenemos que plantearnos. ¿Para qué sirve esta emoción? ¿Qué me invita a hacer esta emoción?

Y, por último, nos quedaría gestionar la conducta, es decir, saber qué podemos hacer con cada una de las emociones. ¿Recuerdas? La rabia nos moviliza mucha energía y es ideal para movernos, hacer deporte, bailar, comenzar una actividad, etc. La alegría, por ejemplo, nos ayuda a conectar con otras personas. En el apartado “Cuídate Cuidador” de nuestro blog tienes varios artículos sobre cómo aprender a gestionar tus emociones.

Así que esta Navidad, el mejor regalo que puedes hacerte, cuidador, es permitirte sentir. Es normal que alegría y tristeza cohabiten estas fechas. Si aparece la tristeza dale la bienvenida, -te está recordando lo que ya no tienes-. Puede ser también, que el hecho de saber que vas a compartir momentos de calidad con tus seres queridos (aunque falte alguno de ellos) te haga sentir alegría. Déjale un espacio a esta emoción para sentirte más cerca de los tuyos. Incluso puede aparecer la frustración, si tienes alguna expectativa de cómo se va a desarrollar la cena de Nochebuena y/o la comida de Navidad y luego la realidad ocurre de otra manera.

Regala y regálate momentos

No pienses en la Navidad como un mal trago, sino como la oportunidad de, siendo la rutina la misma, poder escapar momentáneamente de ella mediante una copiosa cena, disfrutar de una buena película evocadora, o buscar la excusa perfecta para reunirte con todos tus seres queridos.

Aprovecha estas fechas para romper rutinas, hacer actividades novedosas en el día a día y que no puedes permitirte el resto del año

¿Recuerdas las actividades que se pueden hacer desde casa los días de frío? Practícalas junto a tu persona dependiente y cocinad juntos una comida navideña en la que repasar en familia bellos recuerdos, colocad adornos navideños… Busca un momento para salir y disfrutar de la decoración y recuerda que no hay mejor regalo que el de compartir un sentimiento, y sea este de alegría o tristeza, busca cómo compartirlo con tus seres queridos.


Esto que te narramos es solo un ejemplo de un posible mapa emocional que puede darse en Navidad, cada uno de nosotros tenemos uno propio. ¿Cómo es el tuyo? ¿Nos lo compartes?

Marcar como artículo favorito

Desmarcar como artículo favorito

Artículos relacionados

TÚ ERES #IMPRESCINDIBLE

Si cuidas de alguien dependienteeres imprescindibley formas parte de una comunidad de personas que merecen todo el apoyo del mundo. Entra, queremos conocerte y que descubras todo lo que podemos hacer juntos.