Señales y etapas del pie diabético

El pie diabético es una de las complicaciones más serias, pero también más prevenibles de la diabetes mal controlada. Se trata de un conjunto de alteraciones que afectan los pies de personas con diabetes y que, si no se detectan y manejan a tiempo, pueden llegar a causar úlceras, infecciones profundas e incluso amputaciones.

Las cifras son claras: alrededor del 15% de las personas con diabetes desarrollará alguna lesión en el pie a lo largo de su vida. Muchas de esas complicaciones podrían evitarse con una buena educación, control glucémico y atención a los primeros síntomas. Por eso es fundamental saber cómo empieza el pie diabético, cómo progresa y qué señales de alarma deben llevarnos a actuar de inmediato.

Este artículo ofrece una guía completa para comprender las etapas del pie diabético, los factores de riesgo que lo desencadenan, los signos a los que hay que estar atentos y las medidas preventivas esenciales.

¿Qué es el pie diabético y por qué ocurre?

El pie diabético es una condición compleja causada por la combinación de varios factores frecuentes en personas con diabetes:

  • Neuropatía diabética: daño en los nervios que reduce la sensibilidad.

  • Problemas vasculares: circulación deficiente en las extremidades inferiores.

  • Inmunodepresión: menor capacidad para luchar contra infecciones.

  • Hiperglucemia sostenida: niveles altos de glucosa que alteran la regeneración tisular.

Estos factores hacen que una herida pequeña pueda pasar desapercibida, empeorar rápidamente y transformarse en una úlcera o infección grave. Si quieres saber más sobre el pie diabético y el cuidado que necesita, te invitamos a leer nuestro artículo Qué es y cómo cuidar el pie diabético.

Factores de riesgo del pie diabético

Aunque cualquier persona con diabetes está en riesgo, existen condiciones que aumentan significativamente las probabilidades de desarrollar complicaciones:

  • Más de 10 años con diabetes mal controlada.

  • Presencia de neuropatía periférica.

  • Enfermedad arterial periférica.

  • Deformidades del pie (juanetes, dedos en martillo).

  • Callosidades, ampollas o presión por calzado inadecuado.

  • Historial previo de úlceras o amputaciones.

  • Pérdida de visión o dificultad para revisar los pies a diario.

La prevención comienza identificando estos factores y actuando antes de que aparezcan lesiones.

Etapas del pie diabético: cómo evoluciona la lesión

El pie diabético no aparece de un día para otro. Existen etapas progresivas que marcan su evolución. Conocerlas permite intervenir a tiempo.

Etapa 1: pie de riesgo

En esta fase no hay heridas, pero sí condiciones que predisponen a su aparición:

  • Disminución o pérdida de la sensibilidad (neuropatía sensitiva).

  • Pies fríos, con cambios de color o con pulsos débiles (problemas circulatorios).

  • Callosidades, uñas engrosadas, piel seca o agrietada.

  • Deformidades que alteran el apoyo del pie.

Es el mejor momento para actuar. Revisar los pies diariamente, usar calzado adecuado y controlar la glucosa puede frenar la progresión.

Etapa 2: aparición de lesión superficial

Se inicia con una herida pequeña, rozadura, ampolla o corte:

  • La persona puede no sentir dolor, por lo que el daño pasa desapercibido.

  • La herida puede infectarse con rapidez.

  • En esta fase aún es posible una curación completa si se trata a tiempo.

Es crucial consultar al médico, evitar apoyar el pie afectado y extremar la higiene local.

Etapa 3: úlcera establecida

La herida ya ha progresado y afecta capas más profundas:

  • Puede haber secreción, mal olor o bordes negruzcos.

  • A menudo hay signos de infección local: enrojecimiento, hinchazón, calor.

  • Si no se trata, la infección puede extenderse a huesos o tejidos blandos.

Requiere tratamiento especializado, curas frecuentes, antibióticos y posible derivación a unidad de pie diabético.

Etapa 4: infección grave o gangrena

Si la úlcera no se controla, puede convertirse en una infección profunda:

  • Aparición de fiebre, dolor intenso, pus, necrosis (tejido muerto).

  • El pie puede volverse negro, frío, sin pulso.

  • Riesgo alto de amputación parcial o total.

En esta fase, la atención médica urgente es imprescindible. Puede ser necesario un ingreso hospitalario o incluso cirugía.

Señales de alerta del pie diabético

Es esencial aprender a identificar los síntomas tempranos que indican un problema en desarrollo:

  • Pérdida de sensibilidad al calor, frío o dolor.

  • Hormigueos, calambres o sensación de ardor en los pies.

  • Cambios de color: enrojecimiento, palidez o zonas azuladas.

  • Heridas que no cicatrizan tras varios días.

  • Callos o durezas que aumentan de tamaño.

  • Deformidades que aparecen progresivamente.

  • Mal olor persistente incluso con higiene.

  • Zonas del pie con piel endurecida o negruzca.

Nunca hay que ignorar una herida en el pie de una persona con diabetes. Lo que parece un rasguño puede ser el inicio de un proceso grave.

Prevención diaria en casa: cuidados esenciales

El cuidado cotidiano de los pies es el pilar de la prevención. Algunas recomendaciones clave:

  • Revisar los pies cada día, buscando heridas, cortes o zonas rojas.

  • Lavar con agua tibia y jabón neutro, secando bien entre los dedos.

  • Aplicar crema hidratante, evitando zonas entre los dedos.

  • Cortar las uñas rectas y con cuidado, mejor si lo hace un podólogo.

  • Usar calzado cómodo, cerrado, sin costuras internas.

  • Cambiar los calcetines diariamente.

  • No caminar descalzo, ni siquiera en casa.

  • Evitar fuentes de calor directo (bolsas, estufas): pueden causar quemaduras sin que la persona lo note.

  • Realizar controles periódicos con el equipo médico.

El objetivo es mantener la piel íntegra, limpia, bien hidratada y protegida, cada día.

¿Qué hacer si ya hay una herida?

Si detectas una lesión en el pie de una persona con diabetes:

  1. No automediques ni apliques remedios caseros.

  2. Limpia la herida con suero fisiológico y cúbrela con una gasa estéril.

  3. Reduce el apoyo sobre el pie afectado.

  4. Acude al médico lo antes posible, aunque la herida no duela.

El dolor puede estar ausente, pero la infección avanzar silenciosamente. Cuanto antes se trate, mejor será el pronóstico.

¿Qué profesionales deben intervenir?

El pie diabético requiere un abordaje multidisciplinar:

  • Médico de atención primaria o endocrino para el control de la diabetes.

  • Podólogo para el cuidado especializado del pie.

  • Enfermería para curas y seguimiento.

  • Cirujano vascular si hay problemas circulatorios graves.

  • Unidad de pie diabético en hospitales de referencia ante lesiones complejas.


El pie diabético no aparece de forma repentina: da señales, evoluciona por etapas y avisa a quienes saben mirar. La clave está en anticiparse, cuidarse cada día y actuar sin miedo pero con rapidez ante cualquier herida.

Porque en la diabetes, los pies hablan. Y escucharlos a tiempo puede significar conservar la movilidad, la autonomía y la calidad de vida.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Toda persona con diabetes puede desarrollar pie diabético?
Sí, especialmente si la diabetes está mal controlada o si hay pérdida de sensibilidad, mala circulación o antecedentes previos. La prevención es clave.

¿El pie diabético siempre duele?
No. De hecho, uno de los mayores peligros es que muchas lesiones no duelen, por lo que pasan desapercibidas hasta fases avanzadas.

¿Se puede curar una úlcera diabética?
Sí, si se trata a tiempo y con los cuidados adecuados. Algunas requieren semanas de curas y seguimiento médico.

¿Caminar ayuda o perjudica al pie diabético?
Depende. En fases sin lesiones, el ejercicio suave es beneficioso. Pero si hay heridas, lo ideal es reducir la carga en el pie para favorecer la curación.

¿Es posible evitar la amputación?
En muchos casos, sí. La detección temprana y el tratamiento adecuado permiten evitar amputaciones en un alto porcentaje de pacientes.

 

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