Cómo educar a las nuevas generaciones sobre las demencias

Los más pequeños de la casa son una gran fuente de curiosidad. Trastean y muestran interés por todo lo que ocurre a su alrededor, por lo que conviene que conozcan de primera mano qué sucede…

Los más pequeños de la casa son una gran fuente de curiosidad. Trastean y muestran interés por todo lo que ocurre a su alrededor, por lo que conviene que conozcan de primera mano qué sucede en su entorno más inmediato. Parte fundamental de ese entorno es su familia, y entre ellos destaca la figura de sus abuelos, ¿Cómo explicarles las demencias de sus queridos mayores?

Naturalidad ante todo

Afrontar alguna demencia dentro del núcleo familiar se debe hacer con naturalidad. Sin frivolizar sobre la situación, se debe hablar de ello cuando toque y todos deben conocer la situación de sus seres queridos: qué les pasa, cómo se sienten y qué necesitan en todo momento.

No debe haber palabras tabúes, pero mucho mejor si, sobre todo a edades tempranas, evitamos la denominación enfermedad y la cambiamos por “el abuelo está cansado” si tiene problemas degenerativos musculares o por “el abuelo tiene problemas de memoria” si tiene Alzheimer. Esta forma de edulcorar la situación responde a que de esta forma el niño verá el problema de su abuelo como algo a lo que responder de forma cariñosa, mediante cuidados, y no algo que, o se contagia o se debe evitar.

Tener en cuenta cada rango de edad

Palabras como Párkinson o Esclerosis no suenan igual para un niño de seis años como para uno de doce. Es por ello por lo que debemos abordar el tema de las demencias según el rango de edad al que nos dirijamos.

En torno a los seis años, debemos explicar la respuesta más que la causa, aunque indicando que ciertos comportamientos del abuelo son debidos a que no se encuentra del todo bien. Señalarles que el abuelo necesita cariño y comprensión porque no pasa por un buen momento.

A medida que el niño crece, debemos acompañarle en la formación sobre la demencia de su querido abuelo: explicarle el porqué de su enfermedad, qué síntomas tiene y porqué en algunas ocasiones responde de alguna forma “extraña” a algún estímulo.

Por otra parte, cuando ya han adquirido la capacidad de investigar por ellos mismos, debemos animarles a que consulten sobre las principales enfermedades crónicas, que ellos mismos la conozcan en profundidad.

Existen muchos cuentos y libros que tratan el tema de las demencias en un lenguaje apropiado para cada edad. Ésta es una excelente forma informar a nuestros hijos sobre qué le pasa a su abuelo mediante un hábito tan sano y entretenido como la lectura.

Convertirnos en referentes

Por último, debemos recordar que los niños en la mayoría de las veces actúan por imitación: lo que ven en sus padres lo asumen como conducta a seguir.

Es por ello por lo que si nuestros padres tienen algún día malo, no debemos ni mostrarnos cansados ni dejar de darles cariño. De esta forma verán que esa respuesta inusual de su abuelo es “natural” dentro del proceso de su enfermedad y por tanto no mostrarán ellos tampoco rechazo ni molestia si no reciben el trato que esperaban.

Desde el Rincón del Cuidador® te animamos a que establezcas una comunicación sana con los más pequeños de la casa, y como siempre, si tienes alguna duda de cómo abordarla no dudes en preguntarnos: estaremos encantados de dar respuesta a tus inquietudes.

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