Principales síntomas de la esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica crónica que afecta al sistema nervioso central. Se trata de una condición autoinmune en la que el cuerpo ataca por error la mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas. Esta alteración interrumpe la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo, generando una gran variedad de síntomas físicos, sensoriales, motores y cognitivos.
Sus manifestaciones son diversas, cambiantes y a menudo impredecibles. Por eso, conocer los síntomas de la esclerosis múltiple es esencial tanto para pacientes como para familiares, cuidadores y profesionales sociosanitarios. Reconocer los signos tempranos permite iniciar el tratamiento cuanto antes, mejorar el pronóstico y prevenir complicaciones futuras.
En este artículo te presentamos una guía completa sobre los síntomas más frecuentes de la esclerosis múltiple, cómo evolucionan y qué hacer ante su aparición.
¿Por qué varían tanto los síntomas en la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple puede afectar distintas partes del sistema nervioso central: cerebro, médula espinal y nervios ópticos. Por eso, los síntomas no siguen un patrón único. Dependen de qué zonas estén dañadas y de cuánta mielina se haya perdido.
Además, la EM se manifiesta en formas distintas: puede presentar brotes (síntomas nuevos o agravados que duran días o semanas) o tener una evolución progresiva y lenta, sin recaídas marcadas.
A lo largo del tiempo, los síntomas pueden:
- Aparecer y desaparecer.
- Cambiar de intensidad.
- Ser distintos entre personas con el mismo diagnóstico.
Por eso se dice que la EM es “la enfermedad de las mil caras", y que no hay dos casos iguales.
Síntomas más frecuentes de la esclerosis múltiple
A continuación, te explicamos los principales síntomas que pueden aparecer en personas con esclerosis múltiple. No todos ocurren al mismo tiempo, ni con la misma intensidad.
1. Fatiga intensa
La fatiga es uno de los síntomas más comunes y más limitantes. No se trata de un cansancio “normal” por esfuerzo físico, sino de un agotamiento profundo, constante, que puede aparecer incluso tras actividades mínimas.
- Puede afectar la concentración, el ánimo y el rendimiento físico.
- Suele empeorar con el calor o el estrés.
- No se alivia completamente con descanso.
Muchas veces se subestima, pero afecta significativamente la calidad de vida.
2. Alteraciones visuales
Los problemas de visión son, a menudo, uno de los primeros signos de la enfermedad, debido a la afectación del nervio óptico (neuritis óptica).
- Visión borrosa o pérdida parcial de la vista en un ojo.
- Dolor ocular al mover el ojo.
- Sensación de ver colores más apagados.
- Visión doble (diplopía) en algunos casos.
En muchos casos, la visión mejora tras unas semanas, pero puede quedar una leve secuela.
3. Hormigueos y entumecimientos
Los síntomas sensitivos son muy frecuentes, y suelen aparecer en las extremidades, la cara o el tronco:
- Hormigueo persistente.
- Sensación de “electricidad” al mover el cuello (signo de Lhermitte).
- Entumecimiento o pérdida parcial de la sensibilidad.
Estos síntomas pueden ser molestos, pero muchas veces no implican pérdida de fuerza.
4. Problemas de movilidad y coordinación
A medida que progresa, la EM puede afectar la fuerza muscular y el equilibrio, dificultando los movimientos cotidianos.
- Debilidad en piernas o brazos.
- Tropiezos frecuentes.
- Espasticidad (rigidez muscular involuntaria).
- Pérdida de coordinación (ataxia).
- Temblor intencional al realizar acciones precisas.
Estos cambios afectan la autonomía y suelen requerir rehabilitación continua.
5. Alteraciones del habla y la deglución
En algunas personas, especialmente en fases más avanzadas, pueden aparecer dificultades para hablar o tragar:
- Habla lenta o con pausas (disartria).
- Voz nasal o temblorosa.
- Dificultad para tragar líquidos o alimentos sólidos (disfagia).
Esto puede aumentar el riesgo de infecciones respiratorias o aislamiento social si no se trata adecuadamente.
6. Problemas urinarios e intestinales
La EM puede alterar el control de esfínteres, afectando la vida cotidiana y la autoestima.
- Urgencia para orinar o incontinencia.
- Dificultad para vaciar la vejiga completamente.
- Estreñimiento frecuente.
- En casos menos comunes, incontinencia fecal.
Un buen manejo urológico y dietético mejora significativamente estos síntomas.
7. Cambios cognitivos
No todas las personas con EM presentan afectación cognitiva, pero alrededor del 50% experimentan alguna dificultad a lo largo del tiempo.
- Problemas de atención y concentración.
- Lentitud para procesar información.
- Dificultades de memoria reciente.
- Problemas para planificar o tomar decisiones.
Estos cambios pueden ser leves o más marcados, pero muchas veces se compensan con estrategias y apoyo profesional.
8. Cambios emocionales y psicológicos
Vivir con una enfermedad crónica como la EM puede tener un impacto emocional importante, pero también hay alteraciones directas causadas por la propia enfermedad.
- Depresión y ansiedad.
- Cambios de humor repentinos.
- Labilidad emocional (llanto o risa sin motivo aparente).
- Aislamiento social o miedo al futuro.
El apoyo psicológico y social es tan importante como el tratamiento físico.
¿Qué hacer ante los primeros síntomas?
Ante la aparición de síntomas neurológicos persistentes, es fundamental:
- Consultar a un neurólogo lo antes posible.
- Solicitar una resonancia magnética si hay sospecha.
- Registrar con detalle cuándo comenzaron los síntomas, su duración e intensidad.
- Evitar autodiagnósticos o retrasar la consulta por miedo.
El diagnóstico precoz permite iniciar tratamientos modificadores del curso de la enfermedad, que pueden retrasar la progresión y reducir la frecuencia de los brotes.
¿Qué síntomas suelen aparecer primero?
No hay una única forma de debut, pero los más frecuentes como síntoma inicial son:
- Neuritis óptica (pérdida de visión en un ojo).
- Parestesias (hormigueo en piernas o brazos).
- Problemas de equilibrio o marcha.
- Fatiga extrema sin causa aparente.
Estos síntomas, especialmente si aparecen en personas jóvenes (entre 20 y 40 años), deben llevar a una evaluación neurológica. Si quieres aprender a reconocer la esclerosis múltiple a tiempo, te invitamos a leer también nuestro artículo ¿Cómo detectar la esclerosis múltiple a tiempo?
¿Todos los síntomas aparecen en todas las personas?
No. La esclerosis múltiple se manifiesta de forma distinta en cada persona. Hay quienes presentan síntomas leves durante años, y otros que sufren brotes intensos o una evolución progresiva.
La variedad de síntomas y su imprevisibilidad hacen que el seguimiento médico personalizado sea esencial, así como el apoyo multidisciplinar: neurólogos, fisioterapeutas, logopedas, psicólogos, terapeutas ocupacionales.
Comprender los síntomas de la esclerosis múltiple es el primer paso para actuar con rapidez, reducir el impacto de los brotes y mejorar la calidad de vida. En una enfermedad tan variable, la información y el acompañamiento cercano son herramientas esenciales.
Porque, aunque los síntomas limiten el cuerpo, el conocimiento, la acción temprana y el cuidado integral pueden abrir caminos nuevos, más humanos, más sostenibles y dignos.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Los síntomas de la esclerosis múltiple son constantes o vienen en brotes?
Pueden aparecer en forma de brotes (recaídas) con recuperación posterior, o avanzar de forma lenta y progresiva, dependiendo del tipo de EM. Descubre todos los tipos de esclerosis múltiple en nuestro artículo Tipos de esclerosis multiple | Características y diferencia.
¿Un brote siempre deja secuelas?
No siempre. Algunos brotes se resuelven completamente, pero otros pueden dejar secuelas neurológicas permanentes, especialmente si no se tratan a tiempo.
¿Pueden confundirse los síntomas de EM con otras enfermedades?
Sí. Algunas enfermedades, como la fibromialgia, el lupus o trastornos musculares, pueden presentar síntomas similares. Por eso el diagnóstico debe hacerlo un neurólogo con estudios específicos.
¿Cuándo debo preocuparme por hormigueos o visión borrosa?
Si los síntomas duran más de 24–48 horas, se repiten o se agravan, es importante acudir al médico, sobre todo si se acompañan de debilidad o pérdida de coordinación.
¿El estrés puede empeorar los síntomas?
Sí. El estrés físico o emocional puede desencadenar o agravar síntomas, aunque no es la causa directa de la enfermedad.
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