Seguramente, cuidar de alguien se ha convertido en el centro de tu vida o representa una de tus responsabilidades principales.
Adaptarte a esta nueva situación es necesario, pero también debes reservarte un espacio para ti, para tu vida, más allá del cuidado. Existen diferentes aspectos de tu entorno que se pueden ver afectados durante tu desempeño como cuidador o cuidadora:
Tu pareja, tus hijos, tus hermanos, amigos y compañeros… siguen estando ahí pero tú ya no dispones del mismo tiempo de antes y poco a poco las relaciones van disminuyendo o en algunos casos acaban por desaparecer. Es importante intentar mantener los vínculos con tus familiares y amigos, seguramente ellos harán que la tarea de cuidado sea mas llevadera.
Como con el resto de ocupaciones de tu vida anterior tus actividades de ocio quedan en un segundo o tercer plano. Ir al cine, salir a cenar o practicar algún deporte se convierten en tareas inimaginables. Pero no tiene por qué ser así, sino que lo aconsejable es que encuentres la manera de liberarte de las obligaciones durante algún momento para que puedas disfrutar de tiempo para ti. Comparte responsabilidades, aprende a decir no y busca apoyos.
En toda empresa, cuando llega el momento de elegir días de vacaciones, se coordina la plantilla para que la ausencia de empleados no conlleve que el trabajo no salga adelante, ¿por qué no aplicar la misma fórmula a los cuidados?
Comunícate con tu entorno y trata de repartir de forma equitativa las responsabilidades de atender a nuestro ser querido y sobre todo, integra lo máximo posible a la persona dependiente en los planes, propios o ajenos, para no crear en ningún momento un sentimiento de carga u obstáculo: explícale que se trata de unas vacaciones para ambos y detállale el carácter temporal del plan.
Una de las facetas que más se ven afectadas cuando tenemos que cuidar de alguien es el descanso. A veces dormir bien es imposible porque la persona dependiente necesita atención nocturna. En tal caso deberíamos tratar de descargar la responsabilidad del cuidado nocturno a otra persona al menos una noche a la semana y, en cualquier caso, intentar descansar siempre que lo haga la persona dependiente.
Te proponemos algunas recomendaciones para ayudarte a prevenir que la tarea de cuidar a una persona con dependencia impacte de manera negativa en tu vida y en tu entorno.
TÚ ERES #IMPRESCINDIBLE